Mindundis con ínfulas

Ha pasado de ser una empresa pública con la que todo el mundo quería trabajar porque la actividad cultural, el carnaval y las Fiestas Fundacionales, entre otras actividades que organiza, son un escaparate muy interesante, a que muchos profesionales, tanto en las islas como fuera, prefieran tirarse por un barranco antes que volver a levantar un proyecto con esta entidad municipal.

Las razones son evidentes y conocidas. Durante los últimos años, la Sociedad de Promoción ha sido un pésimo pagador, salvo para los amigos de las concejalas. Años y años esperando a que abonara los trabajos realizados. Hasta generar una deuda a proveedores de casi ocho millones de euros y un déficit que roza los cuatro. La Fiscalía Anticorrupción la investiga por malversación de caudales públicos y prevaricación administrativa, tras admitir a trámite dos denuncias del Partido Popular. Además, la pasada semana supimos que tampoco, durante más de siete años, pagaba por los derechos de autor a la SGAE, tal y como estipula la Ley, de ahí que haya sido condenada en un juzgado capitalino.

A la espera de que la Fiscalía llegue a sus conclusiones, el Grupo de Gobierno municipal tiene por delante la titánica tarea de transformar el giñapo en el que sus compañeros de partido han convertido esta Sociedad en algo limpio y atractivo. Solo hay un camino. Confiar en los currantes serios que hay en la casa, que son bastantes, eliminar a las manzanas podridas por muy pelotas que sean, ponerle una orden de alejamiento del palacete Rodríguez Quegles a los responsables de lo que ha sucedido –aunque sean de la propia formación política–y dejarle claro a los promotores y mindundis con ínfulas que ese ya no es su cortijo y no volverá a serlo jamás.