Hartazgo
Las asociaciones, los colectivos y la mayoría de los vecinos de la capital grancanaria ya han colmado su paciencia ante el desastre de ciudad actual y la inacción del grupo de Gobierno.
Pasan los meses y hasta los años y nada cambia. Las únicas variaciones consisten en que los males se agudizan. Y por más que se ... toca en la puerta de quien debe solucionar la situación... la única respuesta es que esa puerta no se abre y no se escuchan las demandas. Llega un momento en el que la paciencia tiene un límite, porque todos sabemos que una cosa es ser bueno y otra es que te tomen por tonto. A este punto han llegado buena parte de los colectivos y asociaciones vecinales de la capital grancanaria ante la deriva que lleva la ciudad más poblada y cosmopolita del archipiélago. No pueden más y han comenzado a movilizarse, porque en casos como San Nicolás y Las Torres, entre otros núcleos urbanos, temen y con razón que lo que se avecina es aún peor que la deleznable realidad a la que tienen que hacer frente cada día.
No solo se trata ya de que el nivel de suciedad roza la alarma sanitaria y de que el abandono de calles, parques, jardines y mobiliario urbano sea distópico. Sobrevuelan en el horizonte nuevos pelotazos urbanísticos como los que hoy son una realidad en barrios como Guanarteme. Nuevos 'movimientos' para construir más y ahogar núcleos de la ciudad cuyas prestaciones siguen ancladas en las últimas décadas del siglo XX.
Ha llegado la hora de plantarse y fiscalizar los pasos que siga dando el actual grupo de Gobierno. Siempre desde el civismo y los buenos modos, por supuesto. Pero con los ojos bien abiertos y alzando la voz cuando sea pertinente para que el hundimiento de la ciudad al que asistimos desde hace unos años no sea irreparable.
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