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Turbulencias

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Primera plana ·

La influencia editorial del soporte papel seguirá siendo mayor que la de un digital

Sábado, 5 de diciembre 2020, 08:41

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La noticia de este 2020 que acaba en cuanto al Grupo Prisa, debería ser la sustitución de la dirección de 'El País' que pasó a manos de Javier Moreno, relevando a Soledad Gallego-Díaz. El contexto político era el que era: en plena pandemia y con el ficticio agigantamiento de la derecha (mucho ruido) en aras de tumbar el Gobierno de coalición de izquierdas, se pensaba más idóneo un perfil menos marcado y comprometido y con aroma a lo que fue entonces el diario de marras por otro igual o más de la casa, que, de hecho, ha conocido de primera mano los ERE y ajustes en plantilla con motivo de la anterior crisis económica. En el Grupo Prisa mascullaron que el PSOE retornaría a un rol de partido socioliberal que rompería con Podemos y se entendería con Ciudadanos. Ningún medio de comunicación planea su futuro sin saber y sopesar el mapa político próximo y cómo se desenvolverán los actores en el mismo. Sin embargo, se equivocaron: el PSOE, porque no le ha quedado otra, comienza a discurrir por el sendero de Podemos, ERC, EH Bildu… Y no tiene vuelta atrás, aunque Sánchez estuviese ahora tentado en una escenificación supuestamente centrista después de que finalice la operación parlamentaria de aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Con todo, la noticia del Grupo Prisa más significa todavía, es otra: el intento fallido de compra de Blas Herrero para hacerse con la cabecera y la Cadena Ser.

En una entrevista publicada este jueves en 'El Mundo', el empresario asturiano, vinculado a las radiofórmulas musicales, desvela que fue el accionista principal y de referencia del Grupo Prisa (Amber Capital, dueño del 29%) el que le invitó a presentar la oferta. Dicho en plata, Amber Capital estaría deseando irse; toda una señal. Eso sí, enseguida el fondo de inversión liderado por el francés de origen armenio Joseph Oughourlian, lo negó. A nadie le gusta mostrar una situación de debilidad o desesperación, pierdes poder de negociación. Y se ha desatado un pulso mediático. Pero que en ese puzle accionarial, donde están Telefónica con el 9,4% y el Santander con el 4%, haya movimientos indica que, a pesar de declinarla, si se alza la cuantía ofrecida estarían dispuestos a vender su participación. Y estas tres son precisamente las que ilustran cómo tras la Gran Recesión de 2008 los acreedores canjearon la deuda por acciones. Fue la salida de Juan Luis Cebrián para capear la tormenta financiera.

Un horizonte de retirada y entrada de inversores en la empresa editora de 'El País', que marcó la Transición y rigió espiritualmente al 'felipismo', el mismo del que reniega ya públicamente el PSOE, expresa el gran tsunami político que estamos viviendo y que tan solo acaba de empezar. Va a más. La tercera ola del Estudios General de Medios (EGM), conocido esta misma semana, certifica que 'El País' ha descendido del umbral psicológico del millón de lectores, quedando en 951.000. La influencia editorial del soporte papel seguirá siendo mayor que la de un digital. En un imaginado universo periodístico totalmente digitalizado, la inundación (y desinformación con bulos mediantes), ¿es compatible con un concepto y cánones del periodismo? ¿O más bien estaríamos en otra fase que implicaría la desaparición del mismo?

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