Tres del mismo partido
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Sabido es que la relación entre Hidalgo, Pérez y Franquis no es la mejorNo sé qué es peor, si la burocracia o la falta de voluntad entre administraciones para aparcar cuitas personales y buscar una solución a un problema común. Lo digo mirando ese trozo de la Avenida Marítima de la capital grancanaria que corre riesgo de desplomarse por el empuje del mar, pero sobre todo por la ineficacia de unas administraciones empeñadas en ser reinos de taifas. Corrijo: no exactamente unas administraciones, sino unos políticos.
Pongamos a las cosas nombres y color político. Al frente del Ayuntamiento de la capital grancanaria está Augusto Hidalgo, del Partido Socialista. Al frente del área de Obras Públicas del Cabildo está Miguel Ángel Pérez, también del Partido Socialista. Y al frente de la Consejería de Obras Públicas del Gobierno canario se encuentra Sebastián Franquis, igualmente del PSOE. Más aún: los tres con mando en plaza en estructuras orgánicas de gran relevancia en el partido.
Pues con esos ingredientes, el resultado es un desencuentro total que hace que los problemas estructurales en la Avenida Marítima vayan a más. El día que se desplome, le echaremos la culpa al oleaje, la crecida del mar, el calentamiento de los polos, el cambio climático, el escaso compromiso de las grandes compañías y los países más avanzados en la lucha contra las emisiones contaminantes... pero todo eso, que es verdad, se puede paliar si hay voluntad de encontrar soluciones.
Sabido es que la relación entre Hidalgo, Pérez y Franquis no es la mejor. El gran error de los tres es doble: permitir que eso afecte a la gestión de sus respectivas competencias y, en paralelo, creer que no iba a trascender a la ciudadanía el problema.
Ya se notó cuando un problema estructural en la GC-1 a la entrada de la ciudad generó un problema mayúsculo y hubo que realizar una obra de urgencia que se alargó varios meses por la complejidad de la misma. En aquel momento, el Ayuntamiento estaba literalmente desaparecido porque prefería que la lupa se pusiera en el Cabildo, como si el suceso no afectase a la ciudad. Ahora, con la Avenida Marítima en San Cristóbal, tres cuartos -o cuatro- de lo mismo. Pero con el agravante de que todos eran conocedores del problema y todos silbaban, se ponían de perfil y entonaban el consabido «el problema no es mío, que le pregunten a otro».
Si negativo ha sido el «vuelva usted mañana» que relató Larra, tan malo o peor es esta tendencia a dejar que las cuitas y los celos personales -porque de eso va este asunto- se convierta en un lastre en la gestión política. Una pena.
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