Toca ponerse serio
Todo es empezar. Al principio cuesta acostumbrarse, como si la seriedad aportara un regio escaparate que garantiza aplomo de comerciante. Pero el tiempo relaja cualquier pose, de manera que un día te encuentras gastando una broma, al siguiente comentas el tiempo y en nada estás diciéndole cariño al cliente que acaba de entrar por la puerta. La confianza da asco, sobre todo cuando se transita por la senda del compadreo en un Parlamento que aprueba resoluciones como si fueran churros. Ya ni los profesionales de la política se toman a sí mismos en serio.
Porque el cierre del debate del estado de la nacionalidad fue puro pitorreo. Con prisas por dejar atrás tres días seguidos de trabajo, sus señorías agruparon las iniciativas en bloques de manera que nadie sabía lo que estaba votando. La gracia colectiva convirtió el salón de Teobaldo Power en un circo donde los votos saltaban de aro en aro con piruetas en medio como la aprobación de la tasa turística -que el Gobierno veta- o el apoyo de los de Curbelo a la reforma electoral que entierra la triple paridad.
La falta de seriedad de los diputados y el escaso interés por lo que aprobaron evidencia que la Cámara asume de antemano que da igual lo que opine o haga. No hay que tomárselo tan en serio, mejor reírse a gusto y sacar adelante el 90% de las iniciativas para que el Ejecutivo, como siempre, las entierre en un cajón hasta el debate del próximo año. Pero para gracia, la que provocan los portavoces de los grupos cuando se cuelgan la medalla de que han logrado aprobar ésta o la otra iniciativa, como si escalar tremendo ocho mil fuera a tener algún efecto en el día a día de los ciudadanos de esta comunidad autónoma.
Al final, en una legislatura que acabará sin un pacto sólido, los diputados optaron por el camino de en medio: sí a todo para ni siquiera tomarse la molestia de perder horas de sueño negociando con los demás. Se trata de la alternativa más fácil al no existir la posibilidad de pasar el rodillo, tradición que CC siempre ha cumplido cuando tenía un socio sumiso con el que aplicarla.
Es mejor llegar a 2019 así, medio de broma, entre sonrisas, cumplidos y primorosa cordialidad. De aquí a allá, al Parlamento no le queda más tema de enjundia que la subida de sueldo que tendrá todas sus señorías en los próximos meses, cuando se apliquen el incremento del 6% que Montoro dará a los funcionarios. ¡Todos firmes y bien serios!
