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Terrorismo: ausencias y presencias

Del director ·

Uno puede entender que a las víctimas de ETA les incomode ver a Bildu en el Congreso

Lunes, 28 de junio 2021, 06:38

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Que el homenaje a las víctimas del terrorismo no cuente con representación de todos los partidos es algo que refuerza esa tesis sobre la mejorable calidad democrática de nuestro país. Y cuando digo todos, miro a diestra y siniestra. Incluso muy a la diestra y muy a la siniestra.

Uno puede entender que a las víctimas del terrorismo etarra les incomode ver a los diputados de Bildu en el Congreso y comprobar que sellan acuerdos con el Gobierno de Pedro Sánchez. Como también a uno le puede chirriar que quienes hicieron posible el terrorismo de Estado en los tiempos del GAL, sientan náuseas al escuchar estos días a algunos de los protagonistas de aquellos infaustos hechos sentando cátedra sobre los indultos a los líderes del proceso soberanista catalán. Pero los partidos deben estar al margen de esas reacciones sentimentales sobre las que no hay nada que objetar. A las víctimas no se les puede pedir ni exigir nada más; a los partidos, sí. Y mucho.

Ayer el Partido Popular no acudió al acto institucional en el Congreso. Prefirió estar fuera con representantes de algunos colectivos de víctimas, precisamente los más beligerantes con el protagonismo político de Bildu. Al margen de que el PP hiciera en esto seguidismo de Vox, creo que es un error. Un partido de Estado no debe estar ausente de actos institucionales y menos aún en los dedicados a las víctimas del terrorismo. Insisto: de todos los tipos de terrorismo. Porque desgraciadamente ha habido muertos que cayeron por balas y bombas de muy variado origen.

El PP podría haber acudido perfectamente al Congreso y luego sacar la artillería dialéctica contra Bildu. Lo mismo cabe decir del partido independentista vasco y por supuesto de Vox.

Dicho lo anterior, tampoco comprendo que desde partidos democráticos se dé pábulo al discurso sobre la exigencia de ilegalizar a esta o aquella formación política. En nuestro país está perfectamente reglado el listón para que un partido sea o no legal, y los que están en las Cortes cumplen esas exigencias, que, por cierto, son bastante mayores que las de otras naciones de nuestro entorno. Nos puede gustar más o menos ver a algunos partidos y a algunos parlamentarios en la tribuna, pero eso sí es un ejemplo de salud democrática. No hay más que recordar quiénes se sentaban en el Congreso tras las primeras elecciones.

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