Secciones
Servicios
Destacamos
Hoy termina una campaña con ruido, mucho ruido. Un barullo en el que han destacado quienes, con mensajes muy polarizados, se han empeñado en hacernos creer que el domingo se celebra un plebiscito sobre Pedro Sánchez en una antesala de las elecciones generales, llegando incluso a poner sobre la mesa a ETA. Nada nuevo, por otro lado.
Pero no. Elegiremos a las personas que van a dirimir la política más cercana, la que hila el barrio, la ciudad y el pueblo con la isla, la isla con el archipiélago. Ayuntamientos, cabildos y gobierno autonómico con competencias fundamentales para mejorar la vida cotidiana de la ciudadanía en derechos básicos como la educación, la sanidad o la dependencia. Con capacidad para tomar medidas que preserven nuestro medioambiente, avancen en energías renovables o den cobertura a quienes menos tienen. En definitiva, caminar hacia una sociedad más justa. O lo contrario.
En esta fiesta del ruido, amplificada con los decibelios de las redes sociales, han reinado los bulos, y ahí la extrema derecha es experta. El último, hacer creer que las ayudas al alquiler se destinan a las personas migrantes. Porque el racismo y la xenofobia no solo se encierran en estadios de fútbol. Si allí vociferan contra negros ricos, se puede imaginar su inquina contra las personas más empobrecidas con otro color de piel.
Sería una buena noticia que tras el 28M en las instituciones canarias no se escuchen estos mensajes de odio que distorsionen la obligada necesidad de buscar, por ejemplo, una respuesta justa a una crisis migratoria global que Canarias vive en primera persona. Que en nuestros ayuntamientos, cabildos y gobierno regional no haya quienes, tirando de la mentira y el negacionismo, intenten dinamitar los avances feministas o una agenda política donde la lucha contra el cambio climático sea una prioridad. Se lo debemos a las generaciones futuras.
No creo que una campaña electoral llena de mensajes simplistas a derecha e izquierda, con muchas medias verdades y poco contexto, ayude a quien duda a la hora de decidir qué proyecto apoyar. Y si se tiene un mínimo de espíritu crítico difícilmente encontrará un programa que plasme todas las legítimas motivaciones para vivir mejor, o un partido que no le haya decepcionado. No hace falta entusiasmo para acudir a las urnas, pero sí algo de esperanza. Sabiendo siempre dónde estamos, sin olvidar nunca de dónde venimos y cómo queremos mejorar.
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.