
Canarias puede ser pionera en la restauración de nuestros océanos
Tania Montoto Martínez
Investigadora marina y gestora de proyectos en PLOCAN
Lunes, 15 de julio 2024, 23:05
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Tania Montoto Martínez
Investigadora marina y gestora de proyectos en PLOCAN
Lunes, 15 de julio 2024, 23:05
En las últimas décadas, los mares y océanos han experimentado un declive significativo en su biodiversidad y salud general. En Canarias, estudios recientes indican que ... las poblaciones de especies emblemáticas como el angelote (Squatina squatina), catalogado en peligro crítico de extinción, han disminuido en más de un 80% en aguas canarias desde la década de 1980. Asimismo, las praderas submarinas se encuentran en un preocupante estado de deterioro, acumulando tendencias negativas tanto en densidad como en cobertura en los últimos 23 años de estudios. A estos problemas se suma la creciente contaminación de las aguas costeras, bien por vertidos de aguas residuales, salmueras o basuras (eminentemente plásticos de un sólo uso).
Sin embargo, una nueva iniciativa europea está marcando un punto de inflexión en la conservación marina, y podemos encontrar a Canarias a la vanguardia de este esfuerzo. Hace dos años, la Unión Europea lanzó la ambiciosa misión 'Restaurar Nuestros Océanos y Aguas para 2030', a la que Canarias respondió con entusiasmo.
En este corto periodo, la participación canaria ha sido extraordinaria: 88 colaboraciones (de distintas entidades de las islas) en 60 proyectos, con una inversión total de unos 17 millones de euros destinados a la restauración marina en alguna de sus distintas formas u objetivos. De ellos, los principales esfuerzos se ven dirigidos a cuestiones relacionadas con la observación oceánica, con especial atención a la biodiversidad, la prevención de la contaminación y el estudio del impacto humano en los ecosistemas marinos, necesariamente acompañado de la digitalización de los datos y seguido de la búsqueda de soluciones basadas en la naturaleza.
Además, la conservación marina ha dado un paso aún más importante con la reciente aprobación de la Ley de Restauración de la Naturaleza por el Parlamento Europeo. Esta legislación establece objetivos ambiciosos, incluyendo la restauración de al menos el 20% de las zonas marinas de la UE para 2030 y de todos los ecosistemas que necesiten restauración para 2050.
Para las Islas Canarias, esto se traduce en acciones concretas como la restauración de hábitats marinos clave, incluyendo praderas de sebadales o arrecifes, las medidas de reducción de la contaminación en las aguas costeras, el establecimiento de corredores ecológicos para especies marinas migratorias y residentes, y la recuperación de poblaciones de especies marinas amenazadas, entre otras tantas posibilidades.
Estas medidas se alinean perfectamente con los esfuerzos ya en marcha a través del Proyecto BlueMissionAA, en el que desde la Plataforma Oceánica de Canarias (PLOCAN) se está trabajando en la implementación de la Misión Océanos.
Esta colaboración transnacional busca acelerar la transición hacia la sostenibilidad de los océanos, fomentando la innovación, el intercambio de conocimientos e incentivando las soluciones a escala. De esta manera, se está configurando un ecosistema de innovación que no solo beneficia a Canarias, sino que también contribuye significativamente a los objetivos de restauración oceánica de la Unión Europea para 2030.
La tarea no es sencilla y siete años no son nada para todo lo que aún tenemos que desarrollar. Aunque el concepto de restauración oceánica nos pueda sonar utópico o lejano, es imperativo que aprovechemos el entusiasmo y el camino que nos ofrece tanto la Misión Europea como la Ley de Restauración.
Esto puede lograrse mediante fórmulas tradicionales, como el establecimiento de áreas marinas protegidas, la reducción de la contaminación marina a través de programas o medidas de mejora en el sistema de gestión de residuos, y el soporte de las investigaciones avanzadas, sin las cuales no dispondríamos de los datos sobre el estado y evolución de los ecosistemas, cruciales para la toma de decisiones en materia de conservación.
Pero además de estas fórmulas más conocidas, una de las conclusiones de la coordinación establecida en esta materia es que debemos ir más allá y fomentar la innovación en tecnologías marinas trascendiendo lo puramente ecológico y abordando la delicada e ineludible relación entre los recursos naturales y la economía.
Un océano saludable significa una industria pesquera sostenible, una mejor protección costera frente al cambio climático, una relación entre las actividades humanas y el medio que beneficie directa e indirectamente, circularmente, a ambas partes.
Así pues, la nueva Ley de Restauración de la Naturaleza brinda un marco legal y financiero más sólido para el desarrollo de proyectos de restauración marina en los que debemos participar conjuntamente la comunidad científica, las autoridades, las entidades gestoras y la población.
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