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Europa languidece. Pierde productividad y competitividad a pasos agigantados frente a Estados Unidos y China. El problema que parece que no nos incumbe, nos afecta de lleno a los ciudadanos europeos que cada día que pasa somos un poquito más pobres.
El diagnóstico lo deja claro el ex primer ministro italiano, Mario Draghi, y expresidente del BCE, el hombre que salvo el euro, en un documento que entregó esta semana a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Para sortear esta situación y lograr que Europa vuelva a brillar y liderar el crecimiento económico, Draghi plantea volver a emitir deuda común, como tras la covid, para financiar proyectos en sectores como la innovación, la defensa y otros vinculados a descarbonización de la economía. Apunta a una bolsa de 800.000 millones de euros pero el problema no es tanto la cantidad como la fórmula.
Después de la pandemia se alcanzó el acuerdo entre los 27 para emitir eurobonos pero los negociadores tuvieron que sudar mucho para superar las reticencias de los países del norte, que siempre miran de reojo a los del sur, a los que tachan de vividores y derrochones.
Esa deuda compartida nace de la base de la solidaridad entre los países europeos, que siguen mirando para dentro y siguen levantando fronteras frente a sus vecinos. Ese es el problema de Europa.
Se logró una moneda común -que por cierto, estuvo a punto de irse al garete en la crisis de 2008 y que salvó Draghi- pero el mercado único en el amplio sentido de la palabra (bienes, servicios...) sigue siendo un futurible y así es imposible competir con potencias globales.
La solidaridad es una palabra que nos llena la boca pero es prácticamente inexistente. A nivel nacional las comunidades autónomas miran para otro lado con los menores migrantes que colapsan Canarias y tras meses de negociación seguimos igual, sin solución. A nivel europeo, los países refuerzan el control de sus fronteras, como Alemania, para evitar la llegada de migrantes en lugar de sentarse a buscar soluciones a este fenómeno estructural. Pues esto pasa con la migración, las empresas, los servicios... Los nacionalismos se intensifican.
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