Más allá de debatir sobre la idoneidad o no de implantar en las islas una tasa turística, los representantes políticos de Canarias tendrían que haber concretado, tras las movilizaciones del 20 de abril, una mesa de trabajo para analizar los problemas que afectan y preocupan a los ciudadanos de Canarias para tratar de articular medidas que ayuden a solventarlos.
Ciertamente a la movilización fueron 60.000 personas -130.000 si se pregunta a los organizadores- de dos millones de habitantes de las islas, sin embargo, son muchos más los ciudadanos que consideran que es necesario cambiar cosas para conseguir que el bienestar de las personas que viven en estas islas mejore. Y no me refiero solo a subir los sueldos, que dicho de paso, hay que decir que los del sector turístico no son los más bajos.Los políticos deberían haber salido del debate partidista, de la confrontación y las acusaciones, para sentarse a hablar sobre cómo mejorar la situación económica de los ciudadanos en la parte que a ellos les compete y sin invadir competencias ajenas.
Una fórmula, por ejemplo es bajar impuestos, el IGIC, que recuerdo que era una promesa electoral de CC y PP y que hoy está metida en un cajón. El IRPF es también otra herramienta sobre la que puede trabajar el Gobierno de Canarias para aliviar a las familias. Otras autonomías lo han hecho. Desde el Comisionado del REF se trabaja en una bonificación del IRPF para lograr que las familias tengan más ingresos a final de mes, al igual que se hace en Ceuta y Melilla. Este tipo de mecanismos son los que se tienen que activar en lugar de seguir metidos en peleas absurdas y palabrerío que no sirven para nada mientras los ánimos siguen encendidos y las movilizaciones continuarán.
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