Los pasajeros, de nuevo rehenes
Una vez más los ciudadanos vuelven a ser los rehenes de los conflictos laborales entre empresas y trabajadores y una vez más vuelven a ser las vacaciones el momento elegido
Una vez más los ciudadanos vuelven a ser los rehenes de los conflictos laborales entre empresas y trabajadores y una vez más vuelven a ser ... las fechas clave de vacaciones -sea verano, Navidad o Semana Santa- el período elegido para una huelga en el sector del transporte.
Nada tengo que decir sobre el derecho a la huelga que ampara a todos los trabajadores españoles y que es una medida legal de presionar a las empresas a cumplir con los convenios y mejorar las condiciones salariales y laborales, terminando con situaciones abusivas, pero no es de recibo que siempre sean los mismos los que tienen que pagar las desavenencias de estas dos partes. También se debe hacer todo lo posible por prevalecer el derecho a la libertad de movimiento de los ciudadanos.
Muchos de los pasajeros de estos días son personas que se pasan la gran parte del año trabajando y aprovechan siete u ocho días para viajar y descansar y se tienen que topar con los retrasos, las demoras y las cancelaciones, que tumban todo el buen rollo que supone desenchufar por unos días. Es cierto que los servicios mínimos que se han fijado son elevados con el fin de minimizar el impacto de la huelga pero, ya se sabe lo que pasa en estos casos, el trabajo a reglamento se impone y el paro se deja sentir.
Y luego, como siempre, depende de la política de cada aerolínea, sin que existan obligaciones para todas por igual, para que el pasajero sufra más o menos estas huelgas. Algunas actúan con seriedad y reubican a los viajeros para causar el menor perjuicio mientras que otras dejan que las cosas sucedan y utilizan precisamente los paros y sus consecuencias (retrasos, colas, cancelaciones...) para poner a los trabajadores en contra de la sociedad. Ya lo vimos en 2010 con el paro de los controladores aéreos, que derivó en un caos aéreo por la mala gestión del ministro José Blanco aunque el peso de todo recayó sobre ellos.
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