
Siempre en crisis
Ultramar ·
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El periodismo, desde el mismo momento en que nació, ha estado en un permanente ejercicio de ingenio y adaptación a los tiempos, sociológica y tecnológicamente hablandoCuenta la historia de esto de hacer periódicos que en el primero en que se sustituyeron las máquinas de escribir por ordenadores, hace ya unas cuantas decenas de años, la producción de los redactores cayó en los primeros meses de forma alarmante.
Después de un detenido análisis de la situación se concluyó que la razón de tan singular fenómeno se debía a que el silencio se había impuesto en una redacción acostumbrada a trabajar y motivarse con el incesante bullicio provocado por el ruidoso tecleo de las Olympias y Olivettis de entonces, que obligaban a hablar en alto para hacerse oír en aquel trepidante ambiente. Una auténtica casa de locos eran las redacciones.
Pero no se podía ir contra la historia. La revolución tecnológica había llegado para quedarse y la productividad tenía que recuperarse. Entonces, en aquel diario norteamericano que estaba abriendo camino, alguien ingeniosamente apuntó que hasta tanto se adecuasen los hábitos a los nuevos tiempos en la sala de redactores se oiría una música ambiente cuya melodía sería la del teclear interminable de máquinas de escribir.
Y así se siguió haciendo periodismo. Con ingenio y adaptándose a los tiempos, como se ha hecho siempre. De eso este periódico, CANARIAS7, es un magnífico ejemplo. Ese es el sino de este sector. De embate en embate, siempre en crisis, pero sobreviviendo con los principios de toda la vida, porque aunque haya épocas en las que los valores de la verdad y la autenticidad moral sufran, aparentemente parezcan que han sido derrotados, siempre terminan imponiéndose.
Con ética, precisión, veracidad, rigurosidad, análisis se hace la información, si no es así, no lo es. Será acaso comunicación, pero no información. Y es cierto, que en estos tiempos en que andamos hay sobredosis de comunicación que puede indigestar y provocar desinformación, de ahí que pueda intuirse que andamos padeciendo una crisis lacerante.
Sinceramente, en esta tormenta pluscuamperfecta que asola al sector, con tsunami de 'fake news', crisis económica, eclosión de nuevos soportes..., hay demasiadas razones para creer que el buen periodismo ha sido derrotado, y posiblemente lo está siendo, pero la historia demuestra que es imperecedero. Ya Nietzche, fíjense si hace años, decía que no hay hecho sino sólo interpretaciones. Y no seré yo quien cuestione al ilustre y también polémico filósofo, pero los que se han empeñado a lo largo de los siglos en mantener vivo el derecho a informar han demostrado que siendo trascendentes las opiniones, lo que importa son los hechos. Y en esas estamos, contando los hechos. Y en esas seguiremos. Luego que cada cual los interprete según considere. Nosotros también.
De un partido entre la UD Las Palmas y el CD Tenerife el relato será bien distinto así lo narre un aficionado amarillo o un blanquiazul, pero en lo que no podrán disentir es en el hecho, que como tal es cierto, de que se jugó el partido y que acabó con un resultado concreto.
De eso se trata. ¿Disparidad de opiniones? Todas las que quieran y bienvenidas sean. Pero el hecho, uno. Y así, en este periódico sumamos cuarenta años. Intentando, además, ser tan libres como sea posible. Presiones no faltan nunca. Evitando el monopolio informativo. El discurso único.
¿Errores? Montones. De los periodistas, entre los que hay indeseables a paladas, se puede decir que acostumbran a ser petulantes, engreídos, vanidosos, soberbios; resumiendo, enterados de la caja del agua. Que saben poco de mucho y mucho de nada y que, además, si en alguna situación se da la circunstancia que saben mucho, entonces, no les dejan publicar. Que llevan tiempo en claro maridaje con los políticos, sobredimensionando su papel, dándole la espalda a una realidad que es mucho más coral. Pero, de verdad, ¿qué sería de una sociedad sin medios que le cuenten a la gente aquello que otros quieren ocultar, vertebrando la realidad cercana trasladando lo que ha sucedido en ella y fiscalizando la gestión de los poderes? La democracia solo puede entenderse con la existencia de contrapoderes.
Los políticos, los poderosos, serían felices si los periódicos no existiesen, de hecho el mejor periodismo es el que se hace lo más alejado del poder, porque este solamente desea propagandistas. Así nos quieren. Otra cosa es que lo logren. ¿Cuesta creerlo? No lo dudo, pero la prueba de que hay periodistas honestos es que hay muchos que no lo creen.
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