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Los tiempos de crisis, catástrofes, fracasos o como ahora, pandemias, son los ideales para la proliferación de una subespecie humana que se multiplica con facilidad y es dañina. Son como los Gremlins malos, aquellas criaturas endemoniadas que se multiplicaban por decenas cuando les daba el sol o se mojaba y todo por obra y gracia de la mente de Steven Spielberg. En este caso, los seres a los que yo me refiero son conocidos –al menos por mí– por el nombre científico de enteradosdelacajadelagua, tanto en masculino como en femenino, y hacen una especie de hibernación durante el año hasta que algo sale mal, sea en el ámbito que sea, a ellos les da igual porque saben de todo y son expertos de nada.
Son aquellos que, cuando por ejemplo en el mundo del fútbol se ficha a un entrenador, se contrata o vende a un jugador o se echa al propio técnico, ellos ya lo sabían y tenían claro que iba a salir bien o mal, según les interese. También están los expertos en medio ambiente que tienen las fórmulas magistrales para reforestar nuestros montes y apagar incendios forestales. De esos hay muchos por nuestra tierra, de los que se indignan cuando los equipos de extinción atacan por un flanco o confinan una población y, sin ir más lejos, jamás han cogido un sacho para abrir un cortafuegos en sus vidas. Todo esto por poner solo dos ejemplos del enorme campo de acción que tienen los enteradosdelacajadelagua.
Ahora, inmersos todos en la mayor pandemia del siglo y en un momento en el que la mayoría de los gobiernos del planeta están agarrándose al clavo ardiendo a la fórmula decisión=error=rectificación=solución a la hora de gestionar la crisis, estos sujetos salen de sus respectivas cuevas para hacerse notar y criticar todo lo que se le ponga por delante. Y les puedo asegurar que durante este mes es como si hubiésemos llevado un batallón de Gremlins malos a tirarse por los toboganes del Siam Park... Una crisis política, social y económica da para mucho y más cuando el Gobierno que intenta fumigar el coronavirus, da dos pasos palante y dos pasos patrás. Por supuesto que se han cometido errores, muchos y variados, pero ¿quién tenía la consciencia exacta de lo que iba a ocurrir? La crítica es lícita, sana y absolutamente necesaria, pero debe de ir acompañada de argumentos y alternativas válidas. El rajar por rajar todo lo que se hace desgasta mucho a las víctimas de esos enteradosdelacajadelagua que bastante tienen ya con este confinamiento como para aguantar a sabiondos de todo, pero expertos en nada. Ánimo vecinos, que ya queda menos para su siguiente hibernación...
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