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¿Respeto? Solamente cuando interese

¿Respeto? Solamente cuando interese

Jueves, 1 de enero 1970

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El sábado, mientras veía la segunda sesión del debate de investidura de Sánchez, pensé en lo irónica que puede ser la vida. Allí estaban los representantes de Vox y PP gritando insultos hacia la intervención de Bildu. Los que vociferaban perlitas como «terroristas», «asesinos» e, incluso, «hija de puta» a Mertxe Aizpurua, son los mismos que aplaudieron y exigieron una sanción ejemplar a los Bukaneros por el ya célebre «Zozulya puto nazi». Hay que tener desfachatez para pedir civismo al pueblo cuando ellos, que al final son los representantes de la sociedad, se comportan aún peor sin importarles un pepino de que toda España esté atenta a lo que sucede en la cámara.

Pero es que no lo pueden evitar. El odio que les corroe por dentro y les hierve la sangre al ver como la izquierda está a punto de hacer historia con un gobierno progresista. Convirtieron el Congreso de los Diputados en una verdulería y amenazan con volver a hacerlo hoy. Incluso Arrimadas, ignorando que las payasadas de Rivera fueron uno de los motivos de su apoteósico debacle, se sumó a la fiesta exhibiendo el currículum de Adriana Lastra. El afán de protagonismo de esta mujer hace pensar que ella también celebró la caída de su exlíder.

Sin embargo, no podrán evitar que la voz del pueblo se imponga y que, por fin a partir de hoy, tengamos un gobierno estable de la mano de PSOE y Podemos. Ya luego imagino que comenzarán las iglesias a arder, la bolsa a hundirse, las empresas a cerrar y todas las barbaridades que lleva anunciando la derecha desde que volvieron a perder en las urnas. Tal era la desesperación que incluso algunos se han atrevido a asegurar que un golpe de estado es la única solución. Los delirios de un sector radical que afortunadamente no saben ni atarse un zapato, por lo que sus amenazas son tan inofensivas como irresponsables.

Ya no hay vuelta atrás, han intentado todas las tretas y artimañas posibles, incluso con campañas de acoso a los diputados, pero hoy sí que podremos sentirnos un poco más orgullosos de nuestro país. Aunque desde Europa nos sigan poniendo en nuestro sitio de vez en cuando, como con lo de Junqueras. Tampoco podemos pedir peras al olmo.

Porque lo que ahora importa es que a partir de hoy, España será un estado más feminista, más equitativo en el reparto de las riquezas, más solidario, más respetuoso con su memoria, más laico y, en definitiva, más justo. Y al que no le guste, como suelen decir algunos, que cojan la puerta y se marchen. Y eso va sobre todo por Ana Oramas y su traición a CC y a todos los canarios. Ojalá al partido nacionalista no le tiemble el pulso y haga prevalecer sus estatutos. Ella ya no les representa.

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