Lo que da de sí un pleno
Del Director ·
Fue un quiero y no puedo de retornar al bipartidismoEl largo, larguísimo pleno de ayer en el Congreso de los Diputados sirvió para varias cosas. Pero básicamente para confirmar que Partido Socialista y Partido Popular se están afanando para conseguir un acuerdo para la renovación del Consejo General del Poder Judicial, de manera que acabe una interinidad que dura ya dos años, y también en Radiotelevisión Española, donde la audiencia ha ido cayendo de manera continuidad y donde hay desatada una guerra interna entre sindicatos y dirección.
También sirvió el pleno para confirmar que Pedro Sánchez no usa la palabra 'autocrítica'. Algo más de humildad en el balance de la gestión sanitaria habría sido de agradecer. A ver si para cuando acabe el actual estado de alarma... En todo caso, lo relevante desde el punto de vista política fue la mano tendida al Partido Popular de Pablo Casado para recuperar el diálogo y, según dijo, restablecer el modelo del bipartidismo. Y es ahí donde se ve un giro notable, pues que lo diga quien gobierna con un partido que no está entre los tres primeros en escaños y con el apoyo clave de otras fuerzas mayoritarias, pues suena a un deseo de pasar página y probar otro esquema de mayoría parlamentaria.
¿Puede hacerlo Sánchez? Matemáticamente, por supuesto que sí. Otra cosa es que se pueda hacer realidad. Porque es evidente que el PP tiene un problema importante: viene de un batacazo en Cataluña, donde Vox lo ha adelantado por la derecha, y cualquier concesión a Sánchez seguramente derivará en más votos para los de Santiago Abascal. Por si fuera poco, Vox también está creciendo con la sangría de Ciudadanos, de manera que Casado y García Egea deben medir mucho los pasos que dan, en especial porque da la sensación de que sus barones territoriales ya no dan más cheques en blanco.
¿Y qué se vio ayer por el lado de la izquierda y los nacionalismos? Pues que hay desconfianza. Y en varios sentidos: de los socialistas con Podemos, de Iglesias con el PSOE, de ERC con los de Sánchez, del PNV con los dos partidos gobernantes, y del resto de nacionalismos con todos, porque empiezan a tener la sensación de que la izquierda caerá víctima de unas diferencias donde empieza a haber bastante de factor personal.
El resultado fue una especie de quiero y no puedo de retornar a un bipartidismo que a fecha de hoy parece difícil de consumar. ¿Y por qué no se unen las derechas, o el centro-derecha? Pues porque ayer se vio que Vox también sueña con un 'sorpasso' nacional a Casado y compañía.