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La UD es hoy chiste nacional por su enésimo esperpento a cuenta del entrenador. De traca lo de la dirección deportiva, ya indefendible se mire por donde se mire. Ni saben fichar a un profesional en condiciones para el banquillo, ni conocen las reglamentaciones vigentes. Jorge Almirón pasa a formar parte de la colección de siniestros de los ejecutivos del club que, sostenidos y consentidos por el presidente, están pisoteando el escudo como nunca nadie hizo. En 68 años de historia jamás se dio esta coyuntura de haber acumulado hasta cuatro técnicos en una misma temporada a calendario parado en diciembre. Ha tenido crisis y bien gordas la entidad. Pero lo de ahora va más allá de la ciencia ficción. Acuerdos nunca ejecutados pese a estar cerrados y anunciados a bombo y platillo (De Zerbi, conocido en su casa a la hora de cenar, y Almirón, al que marearon e ilusionaron en vano), un incapaz (Manolo Márquez, que dimitió en septiembre porque no podía aguantar la presión), un inútil (Pako Ayestarán, con estadísticas infames) y una víctima colateral (Paquito Ortiz, que venía para ser delegado y está donde está). Pako, Paquito y paquete el que tiene Miguel Ángel Ramírez con unos subordinados en estado vegetativo y que están llevando a la ruina el proyecto. Ahora venderán humo con Paco Jémez, al que presentarán como solución universal cuando la realidad es que llega como segundo plato y alternativa a Almirón, el originalmente elegido para salir del hoyo.

La UD podrá salvarse. Todavía no es imposible. Pero aquí, como no dimite nadie (y los hay que hasta se escandalizan con la sugerencia), el presidente no puede pasar por alto tanta incompetencia.

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