
Chemida y Los Poliguanches, más Néstor
Octavio Utrera
Licenciado en Geografía e Historia
Jueves, 8 de mayo 2025, 23:00
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Octavio Utrera
Licenciado en Geografía e Historia
Jueves, 8 de mayo 2025, 23:00
Dos agrupaciones folklóricas, clásicas desde hace mucho tiempo en el ámbito de la música y el baile tradicionales en la Isla y en el conjunto ... del Archipiélago, se acercan al medio siglo de existencia. Una, Los Poliguanches fundada el catorce de septiembre de mil novecientos setenta y cinco como parranda, hasta que en junio de dos mil tres se dota de cuerpo de baile, en el seno de la Policía Local de la capital; la otra, Chemida, nacida al socaire del pintoresco barrio de Costa Ayala, con el aval de María Mérida y Los Gofiones, entre otros, ronda los cuarenta y cinco años de vida artística.
Ambas incorporadas, hace ya muchos años, a las actuaciones dominicales en ese icónico conjunto arquitectónico que es el Pueblo Canario, sumándose, así, a las legendarias Roque Nublo y San Cristóbal, pioneras, desde hace casi setenta años, sólo interrumpidos por la reciente pandemia, de esa cita, única en España, de despliegue, domingo tras domingo, visual y sonoro, de lo más granado del folklore y del cancionero popular canarios.
Al respecto, las dos agrupaciones se atavían con el traje de Néstor, esas vestimentas que, desde hace casi un siglo, representan a Gran Canaria. Justo es reconocer que los del barrio costero lo lucen con especial esmero y prestancia, con el mérito añadido de que todos sus componentes, mujeres y hombres, no sólo el cuerpo de baile, sino el conjunto de tocadores y cantantes lo portan, reflejando una imagen plástica impecable. A los de origen gremial habría que aplaudirles el fino y singular detalle en los hombres de hacer combinar el color del fajín con el del bordado, pintaderas, del chaleco, estando, actualmente, en proceso de extender, también, a sus tocadores y cantadores masculinos ese señero atuendo inspirado en el pastor de Mogán; las mujeres, por su parte, han incorporado el aro bajo el zagalejo, que le confiere más prestancia y lucimiento al componente esencial e identificador del traje, el delicado calado en la sobrefalda y el sobrio bordado del refajo.
Pero, además de estos bellísimos y elegantes trajes típicos, una y otra agrupaciones poseen otras vestimentas, campesina del siglo XX y de gala del siglo XVIII de la capital, en el caso de Chemida, y del siglo XIX, rural y de misa, en el de Los Poliguanches.
El repertorio que exhiben a media mañana cada domingo, alternativamente, los cuatro grupos, en el hermoso patio de este Bien de Interés Cultural enclavado a caballo entre el Parque Doramas y los Jardines del Hotel Santa Catalina, recoge cantos y danzas de todas y cada una de las islas, sensuales seguidillas y solemnes folías, parranderas isas y desgarradoras malagueñas, alternados con el sabroso y pintoresco cancionero popular, el del otro Néstor, Álamo, especialmente.
Continuos han sido los desplazamientos, de los unos y de los otros, por las restantes islas y por varias ciudades de la Península y de Portugal.
Chemida ha sido la organizadora de la Muestra Folklórica del Atlántico, durante sus varias ediciones, evento que tienen preparado recuperar este mismo año. Los Poliguanches, por su parte, tienen previsto celebrar, con las colaboración de Los Gofiones, el próximo catorce de septiembre, en la Plaza de Santa Ana, sus bodas de oro, tras su interpretación de la tradicional y solemne Misa Canaria sabandeña en honor al patrono de la Policía Local y de la Ciudad, el Cristo de la Vera Cruz, en la Iglesia de San Agustín, en Vegueta.
Dignos de recordar son los espectáculos elaborados por los componentes de Chemida por sus treinta y cinco años, Raíces, en el Paraninfo del Rectorado de la Universidad, repetido en las Fiestas de La Naval, y Neocanario, por su cuarenta aniversario, celebrado en el salón de actos del CICCA.
En cada actuación suya, en su presentación, Chemida tiene a gala explicar el significado del término que los denomina, guanche o prehispánico, que detallan que se refiere a la reunión de hombres y mujeres, lo cual refleja la realidad de su esencia como grupo, familiar y cálida, que saben transmitir al público todos sus componentes en su puesta en escena, otrora bajo la dirección de sus pioneros fundadores, Franciso y Severino Viera y Ernesto Corujo, actualmente bajo la batuta de su equipo directivo, Laura Martín, presidenta, Nino Viera, director musical y Gustavo Déniz, director del cuerpo de baile.
A su vez, la denominación Los Poliguanches es un acrónimo de los términos policía y guanches, refiriéndose a su origen en la Policía Local, aunque, en la actualidad, la mayoría de sus miembros son civiles, no se desprenden del nombre con el que se fundaron y que, especialmente algunos de sus miembros, policías, jubilados o no, ostentan con orgullo. Antonio Almeida, primer director musical, y Carlos Cabrera, a la sazón Jefe de la Policía Local, fueron sus fundadores; hoy la dirige el triunvirato que forman Matías Delgado, presidente, Carmelo Santana, director musical y Erasmo Hernández, director del cuerpo de baile.
Justo es reconocerles a las dos agrupaciones su aporte en mantener la tradición y la seña de identidad insulares, para orgullo del local y deleite del visitante, enmedio de un desarraigo y despersonalización que cunden por barrios y polígonos, que tienen su nítido reflejo en unos carnavales, ñoños y ramplones, que algunas autoridades presentan como referente de la ciudad, y que carecen de la elegancia y sofisticación del veneciano, de la sensualidad y voluptuosidad del carioca, de la gracia y la chispa del gaditano y del arraigo vertebrador del santacrucero.
Su esfuerzo es, en definitiva, para hacer realidad la frase de Néstor... «hemos de hacer de la vida una obra de arte…»
Los ciudadanos debemos defender ese legado y nuestras autoridades otorgarle más reconocimiento y promoción, concediéndoles, por ejemplo, sendas medallas de oro de la Ciudad, como ya las ostentan las otras dos agrupaciones que comparten espacio y calendario en la catedral del folklore canario, referente noble de la arquitectura popular, aunque desde hace demasiado tiempo se mantiene en estado de abandono, con el museo cerrado desde hace más de siete años y los locales de artesanía convertidos en almacenes y despensas del restaurante. ¿Se intenta con esta desidia borrar la eterna deuda de la Ciudad y de la isla toda con dos de sus mayores creadores de todos los tiempos, Néstor y Miguel Martín? Además, no parece, una vez más, estrategia acertada para aspirar a la obtención de la capitalidad cultural europea.
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