Adolfo Martín, 'el canario del Betis'
Octavio Utrera
Licenciado en Geografía e Historia
Jueves, 30 de enero 2025, 23:08
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Octavio Utrera
Licenciado en Geografía e Historia
Jueves, 30 de enero 2025, 23:08
Este año se cumple el cincuentenario del fallecimiento del futbolista 'Adolfo'. Nacido el veintidós de noviembre de mil novecientos nueve en la localidad de Casillas del Ángel, término municipal de Puerto del Rosario, a la sazón Puerto Cabras, aunque en medios deportivos, incluida la página ... oficial del Real Betis Balompié, donde desarrolló su etapa más brillante, figura como natural de San Cristóbal de La Laguna.
Siendo niño, sus padres, Adolfo Martín García y Francisca González Hernández, naturales ambos de Casillas del Ángel, se trasladan, con sus hijos, Manuel, Juan León, Isolina, Juan y Adolfo, a Gran Canaria en busca de mejores oportunidades, asentándose, como muchos otros majoreros, así como conejeros y grancanarios del interior, en el barrio de La Isleta.
Adolfo hijo, padre del futuro futbolista, que trabajó en la Sociedad Recreativa Cultural y Deportiva El Porvenir, era muy popular y querido, conocido como 'Adolfito', introdujo a nuestro Adolfo en los clubes legendarios Marino y Victoria. Así se decía en mentideros futbolísticos de la época que Adolfo nació con un balón en la mano...
Fue precisamente con el Victoria con el que, de interior derecho con el dorsal ocho a la espalda, se ganó el campeonato de Canarias.
Posteriormente firma, a principios de la década de los treinta, junto con Timimi y Juan, con quienes había jugado en el Victoria, con el Real Betis Balompié, alcanzando con ese once el campeonato nacional de liga en la temporada 1934/35.
En Sevilla, donde era conocido como 'el canario', realiza el servicio militar junto, asimismo, con Timimi y se cuenta la asistencia de aficionados a la pensión del centro de la ciudad donde se hospedaban, reclamando autógrafos. Legendaria resultó el ala que formaba con Timimi, primero en el equipo canario, luego en el andaluz, con los pases que éste cedía a Adolfo, que resultaban letales para el equipo adversario. Dos fueron las temporadas que jugaron en el Betis, interrumpidas por el estallido de la Guerra Civil, y a orillas del Guadalquivir donde realizan el servicio militar, llegando a alférez provisional, realizando, posteriormente, el servicio militar en Las Palmas.
De carácter tímido e introvertido, permaneció soltero toda su vida, falleciendo un sábado, cinco de septiembre de mil novecientos setenta y cinco, a los sesenta y cinco años, en la entonces Clínica de Nuestra Señora del Pino, en el barrio de Arenales, siendo enterrado en el Cementerio de Vegueta.
Apenas seis años después de su desaparición, viene al mundo un sobrino nieto suyo, nieto de su hermano Juan, al que sus padres acceden a bautizar con el nombre del deportista y que no es otro que el buen presentador y profesional del espectáculo, y mejor persona, Adolfo Martín, quien me ha confesado que su número favorito siempre ha sido el ocho, de cuya coincidencia con el número de la camiseta de su pariente se enteró una vez comenzada su investigación sobre la biografía del futbolista, ¿coincidencia o atávica premonición?
El caso, en definitiva, es que hace casi un siglo, un joven majorero, desde sus raíces en el entonces bucólico caserío de Casillas del Ángel, pasando por el aún incipiente barrio de La Isleta, dio el salto, cual gaviota viajera, a la bulliciosa Sevilla, para lucir su arte y buen hacer en el césped, a la par que su austera nobleza, masculinamente seria que diría el poeta Miguel Hernández, y de hombre, en el buen sentido de la palabra, bueno, que sentenciaría Antonio Machado.
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