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Santiago Abascal advierte que, a falta de acuerdo entre las derechas, que no lo habrá, la moción de censura contra Pedro Sánchez tendrá como única finalidad la convocatoria de elecciones generales. Con este anuncio, las alarmas se desatan en el cuartel general de Génova pues a ver cómo explican ahora los populares que no se suman a la iniciativa de Vox para desbancar al Gobierno de coalición. En un mundo cada vez más dominado por las emociones y la instantaneidad tan amiga de la exaltación de las pasiones, Vox logra así marcar el relato político a las restantes derechas; ya saben: la 'derechita cobarde' del PP y el 'partido veleta' de Ciudadanos, según Abascal. Vox gana ya aunque previsiblemente pierda la moción de censura.
Sobrevendrá un otoño de conflictividad social. Comenzarán los ERE y despidos en el ámbito de las empresas, y en ese caladero la ultraderecha se desenvuelve muy bien. Recordemos la Europa de entreguerras. De hecho, los bancos se están preparando para la morosidad que se espera; los impagos en el tráfico económico asomarán desde septiembre y, especialmente, desde que se acaben los ERTE y se constate que no todos los trabajadores acogidos a los mismos desde que empezó la pandemia tienen su puesto asegurado en la plantilla.
Con el pretexto de ir a elecciones generales, al PP no le queda otra (teóricamente) que respaldar a Abascal que, dicho en plata, le ha robado la iniciativa a Pablo Casado. ¿Cómo va a atacar políticamente los populares a Sánchez si después no aprovechan ocasiones como la que le brinda Vox? Eso en el electorado de derechas no hay forma de venderlo. Es más, fue justo Ciudadanos el que dijo en 2018 que apoyaría la moción de censura de Sánchez contra Mariano Rajoy si presentaban a un candidato de prestigio (Javier Solana, Ramón Jáuregui...) y se iba a comicios sobre la marcha. Con este precedente, mal lo tiene Inés Arrimadas para defenderse ante Vox; a lo que hay que añadirle que se presume que respaldará los Presupuestos Generales del Estado de Sánchez para después hacer campaña electoral en Cataluña, feo escenario para Ciudadanos. Porque Abascal desde la tribuna del Congreso de los Diputados se dirigirá al Ejecutivo de PSOE y Podemos pero, a todas luces, hará lo propio ante la bancada de la derecha en aras de señalar sus incongruencias y contradicciones.
Vox, si lo hace bien, le dará un buen bocado al PP y acelerará la descomposición de Ciudadanos. Hasta podría ocurrir que la entrada de la ultraderecha en el Parlamento catalán sea a costa de una mayor merma de Ciudadanos. Casado no puede criticar, un día sí y otro también, a Sánchez y, en cambio, negarse a la decisión de Abascal. Salvo que el PP fuese a una gran coalición a la alemana con el PSOE que precisamente ya ha descartado. Si el ánimo en la sede de Génova es derrocar a Sánchez y Pablo Iglesias, no puedes dejar que se reafirme el mensaje de Vox que señala al PP como la 'derechita cobarde'. En fin, Casado está entre la espada y la pared.
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