Es el momento
Si se entra en el terreno de los pleitos cruzados entre los gobiernos, todo se va a ralentizar aún más
El Gobierno de España y el Partido Popular recurrieron este año a la mediación del comisario europeo Didier Reynders para que ayudase a desatascar la ... renovación del Consejo General del Poder Judicial, que llevaba cinco años viviendo en un limbo institucional.
Se trataba de una solución sin precedentes pero que al final dio resultados positivos. Hubo acuerdo y el ministro Bolaños y el dirigente nacional del PP González Pons sellaron su firma en el documento y se obró el milagro de acabar con la interinidad del CGPJ.
Visto lo visto, quizás hay que llamar a Reynders para que haga de juez entre todas las partes que tienen que algo que ver en la crisis migratoria que está sufriendo, como lugar de llegada que es, el archipiélago. No estaría de más pagarle el viaje al comisario, hacer venir a un representante del Gobierno de España, a otro del canario, también del resto de autonomías, fiscales, ONG y fuerzas de seguridad y encerrarlos en un salón de la sede de la Delegación del Gobierno en la capital grancanaria hasta que aparquen sus diferencias y haya un acuerdo concreto. Pero con garantías de cumplimiento, e incluso con cláusulas de penalización si alguien se instala por su cuenta.
Lo que está pasando empezó siendo lamentable y ahora entra en el terreno de lo penoso. Hablamos de menores que tienen unos derechos y de administraciones que están obligadas a garantizar que se respetan. Quien paga esa atención es secundario cuando se trata de esa salvaguarda de los derechos, sobre todo porque seguro que hay recursos económicos en esta España en la que, como estamos viendo, sí hay sitio para financiaciones a la carta a algunas autonomías o para rebajas fiscales con tal de garantizar votos. No quiero pensar que todo esto sucede porque estos niños y niñas no votan aquí, pero llega un momento en que, por desgracia, acaba por pensarlo... si fuera al revés, igual era más fácil que floreciera el consenso.
Si se entra en el terreno de los pleitos cruzados entre los gobiernos, todo se va a ralentizar aún más. Acabarán pronunciándose los tribunales, pero será muy tarde entonces para los menores acogidos en condiciones poco dignas y, sobre todo, lo será para quienes han perdido sus vidas en la travesía atlántica.
Es el momento de encontrar soluciones para esta urgencia; es el tiempo de aparcar quién se pone la medalla y tener presente que hablamos de niños y niñas; es el tiempo, en suma, de demostrar que los adultos demuestran que la edad sí va aparejada a la responsabilidad.
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