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Miguel Ángel Rodríguez Sosa
Las Palmas de Gran Canaria
Viernes, 14 de junio 2024, 23:15
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Miguel Ángel Rodríguez Sosa
Las Palmas de Gran Canaria
Viernes, 14 de junio 2024, 23:15
Históricamente cada sociedad, dependiendo de la cultura, la religión o la ideología que tenga, ha pretendido imponer a sus ciudadanos, desde que nacen, un modelo ... de conducta a seguir. La nuestra no es una excepción y por eso se espera que, por ejemplo, las personas de mi generación actuemos y encajemos en lo que se considera 'normal'. Nos enseñaron la importancia de pertenecer a un grupo, ya sea en la familia, la escuela, en el trabajo, en la política o en nuestra comunidad. Las normas sociales nos han dictado cómo debemos comportarnos, qué debemos vestir y, en muchos casos, qué debemos pensar. El éxito hasta ahora ha sido tener el mejor y más amplio curriculum posible, estabilidad laboral, formar una familia y ganar mucho dinero para comprar una vivienda mejor o un coche de alta gama, casi siempre por este orden. Los estándares de belleza y felicidad han sido muchas veces inalcanzables. El coste de querer encajar ha sido muy alto para muchas personas que se han sentido obligadas a esconder sus verdaderos intereses, opiniones, sentimientos o deseos. Para no ser juzgadas y 'condenadas' socialmente, han llevado o llevan una doble vida a escondidas. Este sacrificio de autenticidad ha producido una desconexión interna, causando estrés, ansiedad, depresión, adicciones o suicidios.
Cada generación ha cambiado las normas heredadas de la anterior, pero con la llegada de Internet, hace apenas 20 años, la transformación ha sido prácticamente total y muy precipitada. Sin estar preparados ni tener tiempo para asimilar tantos cambios en tan poco tiempo, esta herramienta ha transformado casi todos los aspectos de nuestra vida. Por ejemplo, la información ahora está disponible 24 horas, 7 días a la semana, podemos mantener el contacto con amigos y familiares aunque estén a distancia, se han ampliado las oportunidades para conocer gente nueva, amistades, o parejas, la formación en línea y los cursos abiertos han democratizado el acceso a la educación de alta calidad. Sitios web como Amazon han transformado el comercio, pudiendo comprar y vender productos a nivel global con facilidad, se ha facilitado el teletrabajo permitiendo a las empresas contratar talento de cualquier lugar del mundo y a los trabajadores disfrutar de mayor flexibilidad. Plataformas como Netflix o Spotify cuentan con una completísima biblioteca de películas, series y música que podemos disfrutar en cualquier momento, los videojuegos en línea y los eSports han creado nuevas formas de entretenimiento y comunidad. Se ha facilitado el activismo social y político, permitiendo la organización de movimientos y protestas a gran escala. La consulta médica en línea y las aplicaciones de salud han mejorado el acceso a servicios sanitarios, especialmente en áreas rurales, etc.
Pero no todo es positivo, las redes sociales a menudo presentan versiones idealizadas de la vida de los demás, lo que puede llevar a comparaciones negativas y problemas de autoestima, especialmente entre los jóvenes. La búsqueda de validación a través de los 'me gusta' y comentarios puede hacernos dependientes de la aprobación externa. Se ha impuesto la inmediatez, la cultura de usar y tirar. Los bulos, también conocidos como 'fake news' o noticias falsas, son un fenómeno muy común y tienen un impacto muy negativo en la sociedad, combatirlos es un esfuerzo continuo que requiere la colaboración de todos, educadores, plataformas tecnológicas, y legisladores. La educación también en alfabetización mediática y comprobar si la información es verdadera son claves para reducir la propagación de la desinformación. Otro ejemplo de como ha cambiado la sociedad es el auge de partidos políticos extremistas, como los de ultraderecha, donde su líder, un influencer, que gracias a YouTube y a las redes sociales hizo su campaña electoral consiguiendo muy buenos resultados. Su 'éxito' se basa en la combinación del descontento por la situación económica, la desconfianza en las instituciones, la desafección y el descrédito de los partidos políticos tradicionales o las preocupaciones sobre el futuro de la identidad nacional y cultural. Da para una pensadita y hasta para un próximo articulo donde poder profundizar en el porqué cada vez más aumenta el apoyo a estos partidos políticos.
Posiblemente no estamos simplemente viviendo una época de cambios, sino que estamos en un cambio de época en el que hay muchas incertidumbres, polarización, amenazas y miedos. Ante este preocupante panorama, cada vez más personas queremos ser fieles a nuestros propios valores y hacemos lo necesario para que nuestra vida tenga sentido. Para conseguirlo es fundamental respetar nuestra autenticidad, decidir conscientemente desaprender y no seguir las normas, las tendencias, las modas, o a los líderes políticos mesiánicos actuales, que prometen salvarnos de todos los males. Este camino, aunque solitario en ocasiones, puede conducirnos a una mayor satisfacción personal. Cierto es que no está exento de desafíos, la sociedad puede ser implacable con aquellos que eligen ser diferentes, la discriminación, el rechazo y la incomprensión son muy habituales en estos casos.
El primer paso para desaprender es cuestionarse críticamente las normas y los valores que hemos interiorizado a lo largo del tiempo, contrastar la información fuera de los medios de comunicación convencionales, leer autores y debatir con personas que tienen posicionamientos diferentes, asistir a jornadas independientes y participar en discusiones comunitarias. Ser consecuentes, hacer cambios en el consumo, el trabajo, las relaciones y otros aspectos de la vida cotidiana. La paz interior comienza cuando dejamos de complacer a los demás y empezamos a ser fiel a nosotros mismos. La clave para vivir auténticamente radica en redefinir el éxito, en lugar de medirlo a través de los parámetros tradicionales, como el estatus social o la riqueza material, se puede valorar la realización personal, la libertad y la felicidad.
Ser uno mismo en un mundo que constantemente trata de convertirte en otra persona es el mayor logro que podemos conseguir. La autenticidad es un acto de resistencia, es desafiar las normas y vivir desde el corazón. En este momento, la sociedad puede no saber hacia dónde se dirige, pero cada uno de nosotros debemos tomar las riendas de nuestra propia vida. Como dijo Walt Whitman, «No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario». ¿Te lo imaginas?
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