
La envidia, una emoción que transforma nuestras vidas
Miguel Ángel Rodríguez Sosa
Las Palmas de Gran Canaria
Domingo, 10 de noviembre 2024, 23:25
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Miguel Ángel Rodríguez Sosa
Las Palmas de Gran Canaria
Domingo, 10 de noviembre 2024, 23:25
Dicen que la envidia es un veneno, pero tal vez no sea solo eso. Quizás esta emoción, tan humana y común, esconda una brújula que ... señala nuestros deseos más profundos. ¿Qué nos está diciendo realmente la envidia sobre nuestros sueños y aspiraciones?
¿Y si la envidia no fuera solo un obstáculo, sino una oportunidad para descubrir quiénes queremos ser realmente? Y es que a veces, lo que vemos en otros despierta en nosotros una inquietud, una chispa, que podría impulsarnos en nuestro crecimiento personal.
La envidia es como un espejo que refleja lo que secretamente anhelamos. Cuando observamos a otros con cierta amargura, lo hacemos porque su vida nos hace cuestionar lo que deseamos en la nuestra: una aspiración, un deseo o una parte de nosotros que aún no hemos alcanzado.
En lugar de resistirnos a este reflejo, ¿por qué no permitir que la envidia nos muestre ese sueño reprimido? Mirarla de frente es un acto de valentía, porque reconocer lo que envidiamos nos lleva a descubrir lo que de verdad deseamos.
¿Podríamos, entonces, transformar esta emoción inquietante en una guía, en un impulso para movernos hacia lo que queremos? Imagina que en vez de sentirnos atrapados en comparaciones, usamos la envidia como esa llamada a mejorar.
Esta transformación no ocurre de inmediato, pero empieza con un simple paso: la aceptación. La envidia deja de ser un obstáculo cuando aprendemos a escuchar su mensaje y reconocemos en ella una oportunidad para mirar hacia adentro. Nos muestra el camino hacia lo que deseamos lograr, hacia esa versión de nosotros mismos que aún está en proceso de florecer.
La envidia, en realidad, nace de la percepción de carencia, de la inseguridad y de la baja autoestima que a veces se cuelan en nuestras vidas. Es fácil mirar el éxito ajeno como una amenaza cuando olvidamos nuestro propio valor.
Pero cuando aprendemos a cultivar una autoestima sólida, basada en la aceptación de nuestras fortalezas y en el respeto por nuestras capacidades, la envidia puede ser una señal para que recordemos lo que tenemos para ofrecer y construyamos con eso nuestro camino único y maravilloso.
Entonces, ¿qué pasaría si la próxima vez que sintamos envidia la viéramos como una posibilidad, como una forma de redescubrirnos? Nos daríamos cuenta de que aquello que admiramos en otros tiene el poder de inspirarnos a seguir avanzando, a no quedarnos quietos, a dar un paso más hacia quienes realmente somos. Tal vez podríamos vivir en un mundo donde, en lugar de medirnos con los logros ajenos, observemos a los demás con respeto y gratitud por mostrarnos hacia dónde queremos dirigirnos.
Y, si buscas una inspiración visual para este viaje, si quieres ver cómo la envidia se convierte en arte, no puedes perderte la exposición de Vesna González, 'Invidere: Brujas y Flores'. En ella la artista nos invita a explorar cómo el juicio puede transformarse en un jardín de posibilidades.
A través de una serie de impactantes obras, nos muestra cómo las figuras de mujeres independientes, estigmatizadas y malinterpretadas, florecen y encuentran su lugar en el mundo. Cada obra es un recordatorio de que, incluso en la sombra, siempre existe la posibilidad de florecer.
La exposición, que se inaugura el viernes día 15 de noviembre a las 19.00 horas y estará expuesta hasta el 1 de diciembre en la sala de Ámbito Cultural de El Corte Ingles, nos invita a reconsiderar a la figura de la 'bruja' como símbolo de independencia y poder creativo. En lugar de ver la envidia hacia estas figuras como algo negativo, la muestra plantea una transformación: convertir la envidia en un 'jardín de posibilidades' que florece a pesar de los juicios sociales.
La artista rinde homenaje a todas aquellas mujeres que han sido malinterpretadas, pero que han encontrado la forma de florecer en sus propios términos, sin pedir permiso y sin encajar en las expectativas impuestas.
Esta exposición nos deja una lección: cuando la envidia se transforma en respeto y admiración, lo que florece es la aceptación de quienes realmente somos. En un mundo donde se juzga fácilmente, es necesario que nos recuerden que el poder de la transformación siempre está en nuestras manos.
Como ves, no es solo una exposición, sino un viaje visual donde las sombras se transforman en jardines de color y resiliencia. Así que, ¿por qué no tomarte un descanso de la rutina y visitarla?
Como esas flores en los lienzos, podemos liberarnos de la sombra y abrirnos a un mundo más rico y colorido, uno donde lo que envidiamos en otros nos inspira a ser la mejor versión de nosotros mismos.
Así que, cuando la envidia asome en tu vida, en lugar de dejarte atrapar por la comparación, haz una pausa. Tómate un momento para observar esa emoción y transforma su energía en un motor de crecimiento personal. Con cada destello de envidia, pregúntate qué es lo que realmente deseas y cómo puedes acercarte a ello.
Tal vez así, cada uno de nosotros y nosotras podamos cultivar nuestro propio jardín de posibilidades, lleno de sueños y aspiraciones que florecen con el poder del amor propio.
Ojalá te sirva.
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