La cara amable del mundo
Miguel Ángel Rodríguez Sosa
Las Palmas de Gran Canaria
Domingo, 3 de noviembre 2024, 23:24
Estarás de acuerdo conmigo que la música tiene el poder de despertarnos emociones y reflexiones maravillosas. Por ejemplo, Rozalén en su canción 'La cara amable ... del mundo', es capaz de conectar profundamente con quienes la escuchamos, recordándonos valores esenciales como la bondad, la empatía y la resiliencia. Más que una canción es un bálsamo, una caricia para el alma, una especie de abrazo musical que nos hace amar nuestra propia imperfección, apreciar los pequeños momentos y a confiar en que, a pesar de los desafíos, siempre hay belleza y bondad en el mundo.
Rozalén no solo nos habla de amor y amabilidad, sino que nos da una guía para afrontar la vida con una perspectiva luminosa. Además, la canción toca temas que todos enfrentamos en algún momento: los miedos, las caídas, los momentos oscuros, pero también la fuerza de la infancia, el amor propio, y la importancia de la autenticidad.
Comienza dándonos la bienvenida: «Bienvenido a la jungla» nos dice. Es una metáfora perfecta para los desafíos, alegrías y penas que enfrentamos a diario en estos tiempos de egoísmo y prisas. También nos anima a ser buenos con los demás, a no competir ni envidiar. Esta canción es un himno a la bondad, a la conexión humana y a la esperanza. Nos recuerda que, aunque la vida sea una jungla, siempre podemos elegir cómo enfrentamos sus desafíos.
Hoy en día las noticias parecen destacar solo lo negativo y a menudo se nos muestra lo peor de la humanidad. Por eso las caras amables se han convertido en esos pequeños faros que nos guían, que nos hacen creer que la bondad es posible y que hay muchas personas dispuestas a hacer el bien sin esperar nada a cambio.
Te imaginas un mundo donde la amabilidad fuera tendencia, donde cada gesto de bondad fuera valorado como el tesoro que es, que el verdadero éxito no se midiera en los logros individuales, sino en cuánto bien somos capaces de hacer, en cómo ayudamos a crecer a los demás.¡Qué hermoso sería!
Para saber qué significa encontrar y ser una cara amable, contestar a algunas de estas preguntas podría ayudarnos: ¿Qué cualidades tienen las personas amables que has conocido en tu vida?. ¿Cuándo has sentido que tú eras una cara amable para alguien?. ¿Crees que la amabilidad tiene el poder de cambiar nuestro día a día?. ¿Cuándo fue la última vez que alguien te sorprendió con un acto de amabilidad?. ¿De qué maneras podríamos hacer que la amabilidad sea una «moda» en nuestra sociedad?. ¿Lo contrario de una cara amable podría llamarse una cara sombría, o una cara indiferente?
Las caras amables y sombrías existen. Cuando alguien sonríe genuinamente, es como si abriera una ventana a su interior, dejando entrever la bondad que lleva dentro. Por otro lado, una expresión cerrada o sombría puede indicar un corazón que ha sufrido, que se siente herido, que ha perdido la confianza en los demás o que simplemente lleva una carga pesada, pero, quizás, con algo de paciencia y comprensión, podría algún día descubrir el poder de un gesto amable y cambiar.
Cada uno de nosotros podemos ser esa «cara amable» para los demás, ofreciendo una sonrisa, una palabra de aliento, un gesto amable. Con cada pequeño acto de bondad, encendemos una chispa de luz que se expande en el mundo, transformando no solo nuestra vida, sino también la de quienes nos rodean. Porque, al final, como dice Rozalén, todos buscamos lo mismo: querer y dejarnos querer.
Te propongo un ejercicio fascinante, observar a las personas y tratar de ver más allá de lo superficial, de lo evidente. Cada rostro, cada expresión, puede ser como una historia en
movimiento. Al mirar, puedes captar la esencia de esa persona: ¿es amable o lleva una sombra?. Observar así, nos da una lección: todos tenemos una historia, una razón para nuestra expresión.
La cara es, sin duda, el espejo del alma. Nuestras expresiones, sonrisas, miradas y gestos cuentan historias que van más allá de las palabras. A través de nuestro rostro, podemos transmitir alegría, tristeza, amor, frustración o esperanza.
Esta conexión entre el rostro y el alma nos invita a ser más empáticos y a mirar con atención a quienes nos rodean. Al hacerlo, podemos descubrir la complejidad de las emociones humanas y recordar que, detrás de cada expresión, hay una historia y un ser humano que anhela conexión, comprensión y, quizás, un gesto amable que ilumine su día.
Pero recuerda que la primera cara que vemos cada día, cuando nos miramos al espejo, también lleva la historia de nuestras vivencias y pensamientos. ¿Es amable?
A veces nos miramos y somos demasiado críticos, enfocándonos en nuestras imperfecciones o en lo que no hemos logrado. Otras veces, apenas nos vemos, atrapados en la prisa. Pero, ¿qué ocurriría si al vernos en el espejo, nos detuviéramos un instante, mirándonos con ternura y empatía? Si en lugar de juicios, nos regaláramos una sonrisa o unas palabras de aliento.
Hacer de nuestra cara la primera cara amable del día puede cambiar cómo nos sentimos, dándonos fuerza para encarar el día con mayor confianza y calma. Y si podemos vernos con cariño y aceptación, tal vez sea más fácil ofrecer esa misma amabilidad al mundo. Tal vez, al final, todo comienza ahí, con la mirada que nos dedicamos a nosotros mismos.
Bienvenida a la jungla, alma bella.
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