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Los árboles que faltan...
¿Te lo imaginas?

Los árboles que faltan...

Miguel Ángel Rodríguez Sosa

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 29 de septiembre 2024, 23:01

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¿Qué papel juegan los árboles en nuestras ciudades? En medio del ruido de las calles, los árboles son los que realmente cuidan de nuestro bienestar. No solo embellecen el paisaje, sino que también actúan como pulmones de nuestros barrios.

Los árboles son puentes entre las generaciones, ya que conectan el pasado con el presente y el futuro. Son refugios frente al implacable sol, espacios de calma donde los pájaros pueden cantar y los niños pueden jugar. Son un recordatorio de que la naturaleza siempre tiene un lugar, incluso en medio de la modernidad.

Cuidar un árbol es un acto de amor hacia nuestros vecinos, un símbolo de esperanza que promueve la unidad y el bienestar colectivo. Al cuidar de ellos, también estamos cuidando de nosotros mismos.

Los árboles son nuestros mejores aliados para combatir el calor. Además de sombra, nos dan vida. Actúan como pequeños refrigeradores naturales, ya que reducen la temperatura de su entorno hasta en 5ºC, filtran contaminantes del aire, generan oxígeno y mejoran la salud mental de quienes viven cerca de áreas verdes.

Por otro lado, el cambio climático está dejando su huella en nuestro planeta, manifestándose en un aumento generalizado de las temperaturas, pero en las ciudades este calor se multiplica debido a la falta de sombra. Dominadas por el asfalto, el cemento y los edificios, nuestras urbes se han convertido en trampas térmicas conocidas como 'islas de calor'.

Esta creciente incomodidad no es solo una cuestión de bienestar; representa una amenaza real para la vida humana. Las personas más vulnerables, como los mayores y los niños, son las más expuestas a las olas de calor que se vuelven cada vez más frecuentes. El aumento de las muertes relacionadas con el calor extremo se ha vuelto preocupante, y lo más alarmante es que esta tendencia parece continuar a medida que el planeta sigue calentándose.

Frente a este desafío, la solución está a nuestro alcance: la regeneración verde. Es urgente actuar, no solo para mitigar el calor, sino también para transformar nuestras ciudades en espacios más habitables y sostenibles.

Las áreas más importantes, como colegios, azoteas, fachadas, patios, zonas comunes, parques y calles sin árboles, pueden beneficiarse enormemente con esta planificación verde inteligente. El simple hecho de plantar el árbol adecuado en el lugar indicado puede hacer una diferencia significativa: menos exposición al sol, temperaturas más bajas y un ambiente más habitable para las personas..

¿Y si el arte de crear sombra fuera también el arte de salvar vidas? Pues sí, esto es posible. La sombra no solo se puede generar mediante árboles. Por ejemplo, el uso de estructuras de madera cubiertas por enredaderas, pérgolas vegetales, puede ser clave en espacios urbanos reducidos, donde la plantación de árboles es más compleja o simplemente hasta que los árboles plantados crezcan. Estas soluciones híbridas combinan la belleza estética con la funcionalidad.

En Canarias esto lo sabían muy bien nuestros abuelos cuando nos decían 'echa por la sombrita mi niñ@'. Una frase que, aunque sencilla, es toda una recomendación para cuidarnos del calor y también una invitación a evitar las dificultades o sufrimientos innecesarios en la vida. Es una forma preciosa y metafórica de decir 'cuídate', eligiendo caminos que te mantengan protegido de situaciones adversas.

La falta de sombra que hoy sufrimos es el resultado de años de decisiones mal tomadas, la urbanización desenfrenada, la eliminación de áreas verdes y la falta de planificación. El futuro de nuestras ciudades depende de las decisiones que tomemos hoy. Estas deben tener mucha más sombra, y para lograrlo, necesitamos integrar los árboles y las áreas verdes en la infraestructura urbana.

Cada árbol que plantamos, cada estructura de sombra que instalamos y cada metro cuadrado de área verde que creamos o regeneramos es una inversión en un futuro más fresco y más sostenible. Es la mejor herencia que podemos dejar.

Aunque no veamos los resultados inmediatos, nuestra responsabilidad es clara: actuar ahora, conscientes de que estamos contribuyendo al bienestar de aquellos que aún no han nacido. Es un acto de generosidad. Como en todas las facetas de nuestra vida, la verdadera grandeza reside en el legado de amor y cuidado que dejamos atrás.

Te propongo una prueba sencilla para comprobar esta realidad: en un día de mucho calor, colócate bajo la sombra de un árbol o una pérgola y, después de unos momentos de alivio, camina unos pasos hacia donde da el sol. ¿Notas alguna diferencia?

La próxima vez que sientas ese calor sofocante, recuerda que los árboles que faltan son la solución.

En Canarias, y en todo el mundo, es el momento de impulsar un cambio real. La creación de sombra no es solo una opción, es una necesidad urgente.

No podemos permitir que nuestras ciudades sigan convirtiéndose en hornos, cuando la solución está literalmente al alcance de nuestras manos: plantar, cuidar y proteger.

¿Te lo imaginas?

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