Con mascarillas y a lo loco
La opinión de David Morales ·
Normal y aplaudida, desde el sector turístico, la inmediata reacción, entre otras entidades y asociaciones, de Exceltur, la alianza turística de las grandes empresas del sector en nuestro país, al arremeter contra esta 'sui generis' medidaCasi peligro de muerte para las playas nudistas. Que es lo que hubiera acontecido -como 'efecto colateral'- de haberse mantenido en pie la sorprendente obligatoriedad del uso de la mascarilla sanitaria incluso para tomar sol. Porque si los nudistas -y las nudistos- tuvieran que portar dicha prenda mientras se croquetizan con la arena de las Dunas de Maspalomas, hubieran dejado de ser cuerpos en plena libertad de exhibición.
Con mascarilla en la boca, y con aquello...al aire libre. Menuda imagen. Pasear a la orilla de Playa del Inglés, sintiéndote protagonista víctima de 'El silencio de los corderos'. Viéndote abrumado a tu alrededor por cuerpos extraños, a lo loco, con tapabocas y vergüenzas al aire, cuyas buenas o malas intenciones -como las de Hannibal Lecter- no seríamos capaces de descubrir hasta el último momento. Justo hasta ese instante en que, al acercarse a nosotros, o bien, se sumergieran en nuestro Atlántico; o bien...te dieran un achuchón, con aquello de ellos y de ellas rozándote, sin tu esperarlo o haberlo solicitado, y susurrándote al oído «ven, que te como».
Recuerden la premisa: turismo es libertad. En toda su acepción. E intentar (doy por hecho que ya ha acontecido rectificación institucional) obligar al uso de la mascarilla incluso cuando te tumbas a tomar el sol, ya sea en una playa o en la piscina de un hotel, significaría derribar el último bastión de...libertad turística. Entre otros motivos, porque nadie en su sano juicio (y menos aún los potenciales turistas que opten por viajar a Canarias en próximas semanas o meses; o los turistas locales que quieran descansar en nuestros sures) estaría dispuesto a acabar una jornada playera con la cara mezclando moreno, de nariz para arriba, con blanco materno, de nariz para abajo. Como aquel malvado Barón Ashler, de nuestro ídolo de la infancia Mazinger-Z, pero de oreja a oreja, y no de frente a barbilla.
El asunto o despropósito ha sido supuestamente motivado por un 'decalaje', según la ministra portavoz María Jesús Montero. Término rara vez escuchado -normal, ni siquiera la RAE lo contempla, al ser una adaptación ortográfica del francés décalage-. Y que se define como la «falta de correspondencia entre una persona o cosa, y otra». Para cuya comprensión semántica, mejor acudir al ejemplo de «no pudimos ver la película porque se produjo un decalaje entre la película y el sonido». Que curiosamente es lo que nos suele pasar cuando atendemos a determinadas intervenciones políticas televisadas. Que no logramos entender lo que nos están queriendo decir -o vender- a la vez que hablan y gesticulan.
En el mismo día en que la referida Comisión Interterritorial de Sanidad se supone emite fumata blanca sobre este irónico mascarillero 'Salvemos las playas nudistas', las portadas periodísticas de nuestro principal mercado emisor, el Reino Unido, presumen gráficamente de buen tiempo, playas y turistas y usuarios al sol...sin mascarilla.
31 de marzo de 2021. Portada de 'The Times', 'Sun Beam' («Rayos de sol»), con fotografía de dos británicas disfrutando del sol, sin mascarilla, en Bournemouth. Portada de 'The Independent', «El marzo más caluroso en los últimos 50 años», con fotografía de una atestada playa del sur de Inglaterra, con cientos de ingleses tostándose bajo el astro rey. Sin mascarilla. Portada de 'The Guardian', «Calurosa primavera», con fotografía de varios jóvenes -sin mascarilla- saltando al mar en North Tyneside, próximo a Escocia. Claro que allí ya van por 30 millones de vacunados, y aquí...por no más de 3.
Como para que en escaparates y portales web de touroperadores y agencias de viaje británicas se promocionara España -y por extensión, Canarias-, con imágenes de nuestras playas y un 'Warning: mandatory use of mask even while sunbathing'. ¿Quién reservaría vacaciones 'de sol y playa' con tamaña obligatoriedad? Imaginen (y visiten) el dinámico BestInGranCanaria.com, dependiente de la Sociedad de Promoción Económica y del Cabildo de Gran Canaria, pero añadan a su logo promocional 'con mascarilla'. A ver cómo se les quedaría el cuerpo.
Normal y aplaudida, desde el sector turístico, la inmediata reacción, entre otras entidades y asociaciones, de Exceltur, la alianza turística de las grandes empresas del sector en nuestro país, al arremeter contra esta 'sui generis' medida-intento del Gobierno central obligando al uso de mascarillas en espacios abiertos (también aunque estuviera usted solo pateando cualquier sendero de Canarias). Resumiendo su indignación con un «van a convertir nuestras playas en hospitales de campaña». Al considerarse también desde Exceltur que dicha medida disuadiría a aquellos turistas que estén pensando en viajar a España próximamente.
«Pedimos que el turismo sea una política de Estado», manifestaba contrariado el vicepresidente de Exceltur, Jose Luis Zoreda. Lobby empresarial al que, igual que me pasa a mí y seguro que a todos en el sector, nos sigue retumbando dolorosamente aquella descalificación y menosprecio al motor económico de España, lanzada por el ministro Alberto Garzón, al proclamar a los cuatro vientos aquello de que «el turismo es un sector de bajo valor añadido»...y ahí que vamos camino de los más de 5 millones de parados, 300.000 en el caso de nuestra tierra...
Una cosa es que en espacios naturales, caso de las playas en que no se cumplen las debidas distancias mínimas de seguridad, se obligue al uso de mascarilla si se reúnen grupos de personas no convivientes y agregados culturales a charlar, compartir cervezas y fumar. Y otra bien distinta es que la obligación se haga extensiva a quien se tumba en una toalla, o en una hamaca, a cerrar los ojos, nutrirse de vitamina D, y dejarse llevar por la imaginación.
¿Quién reservaría en los aún pocos hoteles abiertos, si incluso en piscinas con debida distancia entre hamacas, procesos de desinfección de las mismas, etc., te obligan a usar la mascarilla? En lo que llegara la ansiada vacunación de al menos un 70% de nuestra población, se avecinarían entonces más cierres de establecimientos turísticos alojativos. Y más trabajadores camino del ERTE. O de, aún peor, si no se salvan las empresas, de ERE. De ahí que cuidado con los despropósitos.
La fantástica 'Con faldas y a lo loco dirigida por Billy Wilder, e interpretada por Marilyn Monroe, Tony Curtis y Jack Lemmon, en la que dos músicos se disfrazan de mujer para huir de la mafia, tenía por título original en inglés 'Some like it hot'. Traducida y titulada en Hispanoamérica como 'Algunos prefieren quemarse'.
Que es lo que parecen pretender aquellos responsables institucionales que toman -y anuncian- determinadas decisiones de lo más esperpénticas. Sin pararse a pensar siquiera si una mascarilla en cara bajo el sol produce o no 'decalaje'. La falta de correspondencia, en este caso, entre el sentido común y el común denominador de nuestros turistas y nuestra propia gente: respirar vida. Y economía. Aunque sea sólo un poquito o un instante.