Manos limpias
Las venas abiertas ·
«Nadie podrá hacerse el nuevo cuando toda esta trifulca callejera que se vive en la isla explote y de los bulos pasemos a las verdaderas tragedias»Nadie podrá decir que le ha pillado por sorpresa esta disparatada ley de talión que se ha propagado estos días por los grupos de 'WhatsApp'. Este ojo por ojo descerebrado y de combustión espontánea que retrata el empobrecimiento cultural de una sociedad que sufre una regresión hasta los tiempos en los que solo se ofrecían respuestas desde los instintos más primarios.
Nadie podrá sorprenderse por esta escalada de violencia, porque el origen se encuentra en la ineptitud de la clase política, como en el de casi todos los males de la vida pública. Tal vez, peor aún, más que de ineptitud podamos hablar de desinterés, de también repetir ese viejo modismo de la política española que se basa, fundamentalmente, en importarles entre nada y menos que eso la realidad y el futuro de Canarias. Esta España mía, esta España nuestra.
Nadie podrá sorprenderse por el incendio social que estos días cruza Gran Canaria, desde el sur hasta la capital. Escenificado, por ejemplo, en esa tensión que desde la noche del viernes ha disparado el estado de emergencia en Las Rehoyas; una nueva cruzada en la que es muy complicado amontonar, a un lado y al otro, verdades y mentiras.
Nadie podrá hacerse el nuevo cuando toda esta trifulca callejera que se vive en la isla explote y de los bulos pasemos a las verdaderas tragedias. En Madrid o en Bruselas no podrán hacerse los sorprendidos cuando el paisaje detrás de la batalla, como pasa siempre, domicilie al populismo en las tribunas del poder. No podrán sorprenderse porque será la respuesta natural de una sociedad, en este caso la grancanaria, que ha decidido resolver por su cuenta lo que el Estado no ha hecho. Será la forma de contestar al desprecio y a la indiferencia con el que el Gobierno español se ha lavado las manos en esta crisis migratoria.