Manchas imborrables
Frecuencia modulada ·
«La ejecutiva del PP servirá para comprobar si el desodorante aplicado por Casado es suficiente»Las guerras nunca son limpias. Sangre, vísceras, sudor, metralla, barro...Nadie abandona una trinchera inmaculado. Lejos de la estampa impoluta que pintan los fotogramas de las películas bélicas, el campo de batalla es siempre un entorno sucio y hostil del que todos salen manchados por mucha higiene moral que se aplique en la contienda. Aún es pronto para saber quién tendrá que meterse en el túnel de lavado, pero resulta seguro que la cruenta pugna entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso dejará un PP necesitado de un profundo baño de lejía. Con agua fría o caliente: está claro que el programa de limpieza que se aplique está en las manos de Alberto Núñez Feijóo.
Por el momento, es el 'líder' Casado el que corre más riesgo de acabar con su palmito y el de todo su equipo en manos de Mr. Proper. La enorme torpeza demostrada al intentar matar a cañonazos el vuelo de la persistente mosca Ayuso lo coloca en el ojo de mira del estropajo con que los barones conservadores aspiran ahora a limpiar Génova. Como en toda guerra, el presidente popular pretenderá que el jabón Lagarto se lo trague Teodoro García Ejea, aunque a estas alturas del conflicto harán falta muchas pastillas para que la suciedad no le salpique. Una cabeza en bandeja de plata nunca es suficiente si el mal olor ha llegado tan lejos.
En el otro lado de la contienda, la presidenta de la Comunidad de Madrid parece haber logrado en poco más de 72 horas acabar con la peste del contrato exprés con el que su hermano se embolsó 55.000 euros más IVA. El tirón electoral de Ayuso parece protegerla de las manchas de batalla, cual ángel celestial inalcanzable a estas alturas del conflicto. Las más de 3.000 almas que movían ayer mismo la fregona pidiendo dimisiones de altura a las puertas de Génova son el mejor de ejemplo del éxito de esta operación limpieza. El PP da por buenas sus explicaciones, archiva el expediente interno y el suelo queda como un espejo. Detergente de lujo para atajar una crisis.
La ejecutiva convocada hoy por Pablo Casado servirá para comprobar si el desodorante aplicado con urgencia por el frágil dirigente del PP ha sido suficiente para recuperar un poco de pulcritud. La semana 'terribilis' sufrida por el principal partido de la oposición tras el traspiés en Castilla y León reafirma que su errante estratégica está dando alas a Vox. Con suerte -mucha- Casado se quitará algo de porquería de la camisa, pero hay manchas que nunca salen y quizás haya llegado el momento de apostar por la moda gallega.