La voz de Chamberí

Al abrirlo, la personalización de la carta se limita al nombre de pila. Dice que van a llevar «la voz de España» a Europa, pero me hablan en tercera persona del plural. «Habéis sido», «os sentís», «vuestras vidas», «vuestros barrios»... Todo tan cansinamente español de Chamberí que hasta entran ganas de tomar una cañita en ese bareto de mala muerte que es hoy Madrid.

Curiosa es también la taxonomía de las clases sociales de estos señoros de pulsera con banderita. «Agricultores, ganaderos, pescadores», «familias, empresas y productores» ...Y ya no hay más. «La voz de España» parece demasiado simplona para la obvia diversidad que impera en la sociedad. Cierto es que no esperaba que utilizaran el lenguaje inclusivo, pero al menos aquello de «clase trabajadora», o «asalariada» incluso el «gente humilde» o «clases populares» de aquellas películas en blanco y negro.

Con la misma paciencia que un Teun Van Dijk, da uno con esa frase perfecta que tiene valor depende de quien la diga. «La voz de millones de españoles que queréis (otra vez la voz de Chamberí) recuperar vuestra soberanía y tener algo que decir en las decisiones que afectan a vuestras vidas (ahora toca la voz de Moratalaz)». Una emocionante llamada a la autodeterminación salvo que seas mujer, inmigrante o de izquierdas.

La parte clásica de criminalizar a las personas migrantes no vale la pena abordarla, porque en ese caso, se puede sentir ofendido, por omisión, el senador del Partido Popular por Gran Canaria y vicealcalde de Telde, Sergio Ramos, que ayer, al calor del trágico asesinato de un chico en Telde, decidió superarse a si mismo, lo cual ya es meritorio.

Votar es el medio que tiene la ciudadanía para elegir su destino, un ejercicio que, por el momento, sigue abierto a las mujeres, a las personas LGTBI, a muchas personas migrantes y a hombres que siguen fieles a los ideales progresistas. Vale la pena hacer el esfuerzo de acudir a la urna el próximo domingo, no vaya a ser que el día menos pintado nos las cierren a golpe de chotis, pasodobles y alcanfor.