

Secciones
Servicios
Destacamos
No debería llamar la atención, porque es una tradición forjada a pico y pala, pero resulta cuanto menos perturbador la facilidad con la que justificamos ... determinadas acciones porque somos emocionalmente afines a algo.
Un ejemplo podría ser el mantra de separar al «artista» de la «persona». Es decir, alguien puede ser un genio y al mismo tiempo un canalla, pero salvamos al «genio» comprando sus libros, sus canciones o lo que sea, siempre y cuando lo que representa esa persona no nos desagrade del todo. Y esto último es lo importante.
Ocurre así en el fútbol. Arabia Saudí se lava la cara de muchas maneras y una de ellas es comprando mundiales y partidos, además de a grandes jugadores que no le hacen ascos a enriquecerse más. Pero por mucha filia ideológica que se le tenga, el fútbol es el fútbol y no se puede renunciar a verlo por una «tontería» política.
Este viernes medio centenar de personas se concentró para denunciar la complicidad institucional del Cabildo de Gran Canaria con el genocidio del pueblo palestino al permitir jugar al equipo público, el Gran Canaria, con el de Tel Aviv y no renunciar a la Eurocopa de baloncesto. Por mucho coste que tuviera. El fin nunca justifica los medios.
Todo ello entra en la tradicional política que despliegan los estados desarrollando hasta el límite sus departamentos de propaganda para exhibir el poderío de sus artefactos culturales, pero también, desgraciadamente, en la no menos tradicional falta de una moralidad universalista que, con frecuencia, resulta extraña para esas personas que despachan con desdén los derechos. Sobre todo cuando no son los suyos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.