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A ver si nos enteramos… la hucha está completamente vacía, la alcancía está perdida, el cepillo sediento y el 'chanchito' muerto desde hace años. Así de simple, así de sencillo. La caja de las pensiones solo mantiene el nombre, con los histriónicos pactos de Toledo, de hace décadas, más lejanos y olvidados que el código de Hammurabi.
Todos los amigos que estoicamente soportan mis diatribas me indican, que eso siempre ha sido así, que todo es un temor infundado, y que año tras año «vamos escapando». Es un combinado de negarse a ver el obstáculo, sazonado con «no me fastidies el día», y una ciega y vana esperanza en que las matemáticas financieras sean solo una burda teoría.
Pero detectar un problema, a lo mejor, nos aproxima a buscar posibles soluciones. En este caso, ya sería un verdadero triunfo si empezamos a desconfiar de los políticos de siempre, de los que se turnan en el ordeno y mando, y después en la oposición… así durante décadas. Los políticos no aportan soluciones, posiblemente sean el problema, el gran problema.
Nuestra deuda pública supera por primera vez en la historia los 1,6 BILLONES de euros. Cada paisano nace ya con 30.000€ de deuda bajo el brazo, y ya poquito pan. España cerró el ejercicio de 2023 con un ratio de deuda pública respecto al PIB del 107 %, la cuarta cifra más alta de los países de la UE. Sólo está por detrás de Grecia, Italia y Francia. El déficit se sitúa en un 3,6%, según datos de la oficina estadística europea, Eurostat, basados en las cifras comunicadas por los Estados miembros a principios de 2024.
Nuestro incansable y bondadoso Gobierno, a través de la ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, ha presentado una propuesta a los agentes sociales destinada a reformar el sistema de jubilación activa. Es decir, pretenden retrasar la jubilación 5 años o más para que se pueda combinar el salario con toda la pensión.
La caída de natalidad, el envejecimiento de la población, la inflación y los tipos de interés en máximos históricos son algunos de los desafíos a los que se enfrentan los sistemas de pensiones en todo el mundo, pero en el caso de España la situación es alarmante. Sobre todo porque no existe ni la menor intención de contener un gasto público sideral, que ni genera empleo productivo, ni genera riqueza sostenible.
La economía española decreció un 12% en 2020, para crecer un 5,5% en 2021, un 6 % en el 2022 y un 2% en el 2023. Estamos —con aberrante demora— ligeramente por encima del PIB de 2019. En cambio, la recaudación de IRPF en febrero de 2019 fue de 5.315 millones y en el mes de febrero de 2024 se va hasta los 7.444 millones, un crecimiento exponencial. Nunca, ningún gobierno ha recaudado tanto como ahora. Una política fiscal que resulta asfixiante, que imposibilita recuperación y crecimiento, y que cercena nuestro futuro por no sustentar ninguna estrategia mínimamente coherente.
Tenemos un sistema de pensiones fallido. Un sistema de pensiones que se mantiene a base del incremento de la deuda pública. Pero es que además, volvemos a suspender estrepitosamente en sostenibilidad manteniéndose en el puesto número 26 del Índice Global de Pensiones elaborado por la consultora Mercer y CFA Institute, de casi medio centenar de sistemas de pensiones analizados a nivel mundial.
Esto no va a mejorar. De igual manera que en los últimos cinco años hemos perdido en España cerca de un 30% de poder adquisitivo, nos enfrentamos a un nuevo ciclo económico, donde no vamos a contar con una coyuntura financiera tan favorable como la de los últimos años. El elevado endeudamiento inicial, sumado a unas cuentas públicas no equilibradas con un déficit del 2,54 % del PIB, generará una dinámica desfavorable en la carga de la deuda incluso en un escenario de contención del coste de la deuda. Cuando nuestro país ya no tiene capacidad ni para liquidar los intereses de la gigantesca deuda, es para preocuparse, sobre todo teniendo en cuenta que el Banco Central no va a estar comprando la deuda soberana de los rezagados de la Unión Europea. Ya se acabaron las tómbolas.
La interminable voracidad recaudatoria del Ministerio de Hacienda, principal ariete del gobierno de su Sanchidad, no cesa. La nula voluntad de Hacienda de adaptar a la inflación los tramos de cotización del IRPF hace que la cifra siga batiendo todos los registros históricos mes a mes. Resulta lamentable que existan premios extraordinarios y bonificaciones para los inspectores, aún cuando finalmente, en caso de litigio, la AEAT pierda el procedimiento. La banca siempre gana.
Una cosa es apoyar a quien lo necesita, por supuesto que sí, pero esto es una clarísima estrategia para generar redes clientelares. Un millón setecientas mil personas reciben algún tipo de prestación contributiva por desempleo, subsidio, renta de inserción y ayudas. A esta cifra habría que sumar los hogares que reciben el Ingreso Mínimo Vital que, según se afirma desde el Ministerio de Seguridad Social y Migraciones, ha llegado a 1,8 millones de personas, correspondientes a 672.000 hogares. El gobierno pretende gente necesitada, dependiente, por eso no le interesa generar empleo, ni riqueza.
En una economía como la española, que crece en términos reales un 2% no es en absoluto aceptable que la recaudación se dispare casi un 43%. Esto es un permanente y directo ataque a los trabajadores y, en especial, a la clases medias, a las que están dejando sin liquidez y que cada día lo tienen más crudo para llegar a fin de mes…
A ver si nuestro Gran Timonel, tras la anunciada y propagandistica 'reflexión', se apiada de sus súbditos, y continua guiando nuestros destinos…
Por eso se comprende que a los políticos, y a este gobierno en particular, se les pongan los pelos como escarpias, al oír las propuestas de diferentes asociaciones, solicitando que la carga fiscal no se realice con la intermediación de las empresas. Es decir, que las empresas no actúen como obligados recaudadores de impuestos, y que la ciudadanía tenga clara conciencia de que te arrebatan la mitad de lo que ganas todos los meses, para mantener la locura presupuestaria de estos iluminados.
Y por favor, continúa creyendo que el sistema de pensiones es sólido y no un contrastado engaño, pero al menos, no tragues con el tema de que tus impuestos van a educación y sanidad. Ya no, piensa un poco… la hucha está vacía.
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