El Gobierno de Pedro Sánchez está llevando al límite a Canarias, no sé si de forma consciente o inconsciente pero la situación es grave. Basta con echar un vistazo a los datos del paro conocidos el miércoles para ver que las cosas no están bien en las islas y que, de perpetuarse mucho tiempo este parón del sector turístico, Canarias va a sufrir mucho en los próximos años.
Los trabajadores en ERTE en las islas suponen el 13% de los afiliados frente a un 3,9% de la península y en noviembre sumamos casi 6.000 parados más en un goteo constante que no tiene previsión de detenerse en los próximos meses.
En total, entre ERTE y desempleo hay casi 352.000 isleños viviendo de prestaciones, lo que supone el 45% de los cotizantes. No hay ninguna otra comunidad autónoma que se encuentre en una situación tan difícil y el Estado, lejos de tratar de buscar soluciones, no hace más que tomar medidas que perjudican a las islas y su economía. Así que el archipiélago esté llegando a su límite. Da igual hablar hoy con empresarios que con sindicalistas, con personas de ideología de derechas o de izquierdas, con populares, nacionalistas o socialistas -aunque estos últimos no lo reconocerán nunca públicamente-, pero el sentimiento generalizado de la sociedad canaria es hoy que el Estado ha abandonado a las islas.
Complicado el papelón que tiene el presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, que se ve entre dos aguas: enfrentarse a su partido o defender Canarias pese a quien pese. Los tiempos se agotan y está claro que ya, por Madrid, no se puede seguir esperando. Ni nos escuchan ni nos tienen en cuenta.