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Llegan las primeras cenizas

«Pocos recordaban tanta abundancia de vida y no podemos permitir que se tiña de negro»

Viernes, 3 de agosto 2018, 12:26

Pues sí, un año más suben las temperaturas y, con ellas, han llegado las primeras cenizas. Los primeros restos del fuego forestal que asoma la cabeza como una gran amenaza, no solo para nuestros montes, sino para el equilibrio y riqueza de Gran Canaria. Y lo ha hecho como casi siempre, quemando unas 2,5 hectáreas de pastizal, matorral y frutales en un conato que nació en Cazadores, uno de los puntos más calientes de la isla. Lo es porque alguien, algún desgraciado –permítanme la expresión–, se dedica año sí, año también, a prender esa zona de la isla. Una o unas personas que se alejan de calificativos como incendiarios o pirómanos, porque hay que estar muy desequilibrado para querer quemar el sustento de todos los que vivimos en esta preciosa isla del archipiélago. Ojalá algún día cometa algún error y las autoridades que lo persiguen, puedan ponerle los grilletes de una vez por todas. Sería en ese momento cuando sí que podría quemar lo que quisiera, pero dentro de su propia celda.

Este conato es el primer aviso del inicio de la temporada de riesgo de incendios forestales. Y se avecina peligrosa, puesto que hemos pasado uno de los inviernos más lluviosos de los últimos años, por lo que nuestras cumbres están rebosantes de vegetación. Han sido unos meses de disfrute en los que muchos han gozado viendo como el agua corría por barrancos, llenaba presas y teñía de verde Gran Canaria. Pocos recordaban tanta abundancia de vida, y no podemos permitir que esta bondad caída del cielo se tiña de negro ceniza. Para ello, lo fundamental es la concienciación ciudadana, que nadie se salte las normas y no usen maquinaria prohibida, no hagan fuegos y la población se limite a cumplir las órdenes que nos exige Medio Ambiente. También está la responsabilidad de los propietarios de terrenos de tenerlos limpios y con las medidas de seguridad adecuadas para evitar, en caso de incendio, perderlo todo. Esa es la clave, que la ciudadanía respete las normas para que no haya que lamentar desgracias.

Aunque luego está el factor accidental, y para ello, de nuevo el Cabildo ha hecho una gran apuesta con seis vehículos nuevos, contratos más largos para el personal de refuerzo y la presencia ya de los dos helicópteros en la cumbre que se encargan de la vigía y el sofoco de las llamas. 235 efectivos en total que se convertirán por estos meses en nuestros ángeles de la guarda, héroes anónimos que se juegan la vida cada vez que algún desaprensivo pierde la cabeza. Ojalá vivamos un verano tranquilo y Gran Canaria pueda seguir luciendo tan preciosa.

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