Lapidación digital

Más allá del debate, lo que me sorprendió fue el linchamiento digital al que se vio sometida. No pude evitar compararlo con aquel método de ejecución pública que fue la lapidación y que hasta no hace mucho se ha estado practicando en ciertas culturas. Solo que en lugar de piedras, ahora lanzan insultos vejatorios en esa gran plaza pública en que se ha convertido Twitter. Le ha pasado a Rowling, pero también a otros muchos y muchas. Sin ir más lejos, esta semana, en España, a Lucía Etxebarría o a Paz Vega.

Discrepar, aunque sea desde el respeto, se ha convertido en un ejercicio de riesgo. Y no deja de ser curioso que movimientos que aseguran defender posturas que procuran el avance social y que destierran corsés que, a su juicio, han lastrado el derecho a la libertad de una parte de la humanidad, incurran en actitudes extremistas y coercitivas, incluso violentas, aunque solo lo sean en el terreno verbal, para imponer su visión del mundo. Chirría, y mucho.