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Del landismo al sacristanismo

Del director ·

Sacristán ha sido honesto al defender toda su carrera

Francisco Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Miércoles, 24 de noviembre 2021, 07:16

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La Academia de Cine ha tenido a bien entregar un Goya de Honor a José Sacristán, actor de cine, teatro, televisión y todo lo que se le ponga por delante. Sobra decir que acredita méritos más que suficientes y que será difícil encontrar en la profesión alguien que cuestione el galardón;en todo caso, habrá que preguntarse por qué se ha tardado tanto el reconocimiento, si bien Sacristán sigue en activo y eso hace que cualquier año de estos pueda ganar un Goya por una interpretación.

Con el paso de los años, Sacristán, dotado de una voz radiofónica como pocas y a la que sabe sacar un partido extraordinario, se ha convertido también en una especia de atalaya de la reflexión. De su profesión pero también de todo, con especial referencia ala política. Fue muy activo en la Transición y lo sigue siendo hoy, quedando en el recuerdo ese momento en que le espeta a los socialistas que hagan el favor de ponerse de acuerdo con Unidas Podemos para articular un Gobierno de izquierdas y evitar una posible alianza multipartidista de fuerzas conservadoras o la repetición de las elecciones.

Además de un puñado de interpretaciones de antología, Sacristán ha sido honesto al defender toda su carrera y al pedir una visión amplia a la hora de valorarla. Lo ha dicho porque no reniega de ninguno de sus trabajos, por muy alimenticios que fueran. Eso incluye su progresión profesional bajo la dictadura franquista, contra la que luchó en la clandestinidad. Se convirtió en ese momento en un rostro popular, primero con papeles secundarios y luego como protagonista, y lo hizo porque había que salir adelante y pagar facturas. Como tampoco escurre el bulto cuando se le recuerda que participó igualmente en producciones de la época del 'destape' cinematográfico, cuando ellas exhibían cuerpo por 'exigencias del guion' (guiones cargados de machismo, por supuesto).

Del landismo de Alfredo Landa se pasó al sacristanismo de José Sacristán y en ambos casos los actores demostraron que había talento. Landa fue durante el año el gracioso de turno, hasta que llegaron el inspector Areta de Garci y el personaje de 'Los santos inocentes' y el público se rindió a su maestría. Otro tanto le había sucedido a López Vázquez hasta que fue un fijo en las películas del Saura más enigmático. Ycon Sacristán sucedió tres cuartos de lo mismo hasta que el cine fue evolucionando y lo descubrimos como encarnación del desencanto de la Transición en 'Solos en la madrugada' y 'Asignatura pendiente'.

Enhorabuena, por tanto, a la Academia por su acierto y a Sacristán por los momentos regalados. Yque siga.

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