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En 1831, el magistrado francés Alexis de Tocqueville viajó a Estados Unidos, y de su observación detenida de la sociedad estadounidense, más allá de un estudio de su aún joven sistema judicial y penitenciario, como pretendía en principio, se sumergió en un análisis del sistema ... democrático estadounidense. Un trabajo y unas reflexiones que hoy podemos encontrar en textos como 'Un perfil de Norteamérica' o en 'La democracia en América'. En esa mirada sociológica percibió entonces como el dinamismo de la sociedad americana parecía derivarse de su enorme capacidad asociativa, tanto que «…la felicidad, para los americanos, no se reduce al goce que procura la privacidad, sino que la encuentran en la participación en el seno de las asociaciones civiles y las comunas…», entendiéndose esa felicidad en la línea de las propuestas de los ilustrados, de lo señalado por filósofos como Rousseau y Voltaire, para los que felicidad «no es un capricho del destino, ni tampoco un don divino que uno recibe como premio a un buena conducta en vida, sino algo que todos deberíamos alcanzar en la tierra», y en ello se sustenta la idea, generalizada entonces, de como «el ser humano tiene derecho a ser feliz y es misión del gobernante conseguirlo».
La Ilustración no sólo tuvo en Canarias una tierra que parecía abonada para sus ideas, o al menos en los huertos de una parte influyente de su población, y en una isla como La Palma hallar una encrucijada muy receptiva para ser punto primigenio de su recibimiento, sino que lo hizo en un momento muy propicio para afrontar un cierto estancamiento, y con tal determinación que no sólo marcó esos años últimos del siglo XVIII y primeros del XIX, sino que incluso, en la actividad y el dinamismo de muchas asociaciones, que a lo largo del diecinueve impulsaban su existencia o que se creaban en ese momento, se aprecia una vuelta a la energía ilustrada que será muy fecunda para afrontar la modernización y el progreso que se buscaba entonces. Una época en la que, en Canarias, la nueva dinámica asociativa tuvo también ese halo de búsqueda de la felicidad y de empeño participativo que señaló a la sociedad norteamericana, tal como Tocqueville lo observó.
Ahora una de las sociedades, a las que el dinamismo social del siglo XIX canario debe tanto, la Real Sociedad Cosmológica de La Palma, fundada en 1881 con la idea de «propagar el conocimiento de las ciencias naturales por medio de las discusiones y el estudio práctico de las mismas, por medio del establecimiento de un museo de historia natural y etnográfico», al tiempo que crear una biblioteca pública, y que hoy es tenida como uno de los hitos culturales identitarios de La Palma, ha afrontado una iniciativa de enorme interés y atractivo intelectual, que será muy fecunda. Se trata de un estudio detenido y pormenorizado del orbe institucional oficial, publico y privado en el Archipiélago Canario a través de su historia. A ello ha dedicado dos gruesos volúmenes, el 2 y el 4, de su prestigiosa revista 'Cosmológica'.
El primero de ellos, aparecido en 2022, está dedicado de forma monográfica a la institución oficial que más ha caracterizado la vida insular desde 1912, los Cabildos Insulares, convertidos en verdadero hito de esa necesidad de participación directa y cercana de la población en sus asuntos más propios y cercanos, por lo que se hacía muy adecuada, en ese año del centenario de la Ley de Cabildos, una «visión insular de Canarias», que hace en un primer bloque con trabajos de expertos de primera línea como Juan Hernández Bravo de Laguna, Tomás Padrón Hernández, Fernando Ríos Rull y Juan José Rodríguez Rodríguez, para quienes los cabildos son casi desde su creación «unas instituciones asumidas e interiorizadas por los canarios como propias».
El segundo, editado en 2024, es muestra de como la propia Real Sociedad Cosmológica ha sido, desde su creación, eco de los ahíncos institucionales y asociativos que se han dado en toda Canarias, cuando su sociedad civil se puso en la tarea de modernizarse y buscar su progreso. Por ello en este nuevo número se propuso «hacer un homenaje a una serie de entidades públicas y privadas, pequeñas o grandes, antiguas o de nueva creación, que comparten con la Cosmológica su razón de ser», y para lograrlo ha contado con una serie de investigadores de este orbe y de personas que ejercen su actividad en él, para lograr un conjunto de trabajos que describen el origen, las funciones, la trayectoria y la incidencia que han tenido, y tienen hoy, en la sociedad canaria.
Esta segunda apuesta de investigación institucional comienza, por rigor histórico, por el ámbito de los años ilustrados, cuando aparecen, y con gran dinamismo e incidencia, las primeras sociedades civiles, las Económicas de Amigos del País, allá por los años 1776 y 1777. Una semilla que ha permitido una larga navegación, a través de cuatro siglos diferentes, y que, como señala en el primer capítulo de la obra el economista e historiador Salvador Miranda Calderín, «siguen dando cobijo hoy en día a quienes muestran su interés por el sano debate de los problemas actuales de la sociedad y su futuro, así como por cualquier cuestión que vaya surgiendo y que propongan sus socios o los ciudadanos y entidades civiles en general». Es lo que resaltan Manuel Poggio Capote y Antonio Lorenzo Tena, en su trabajo sobre 'La Real Sociedad Económica de La Palma: pasado, presente y futuro', al señalar como la económica palmera, desde 1776, «más allá de meras propuestas o del simple debate de ideas, bajo el sostén de los amigos del país se concretaron mejoras de notable trascendencia». En lo que insiste Daniel García Pulido, en su trabajo sobre la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, al subrayar que esta sociedad «representa en nuestros días la línea establecida desde sus orígenes, siendo un espacio vertebrador de conocimiento difundido para para contribuir al bienestar de la comunidad».
La aparición en el siglo XIX de instituciones y sociedades científicas, culturales y deportivas, fue de enorme trascendencia en el esfuerzo modernizador que la sociedad insular vio necesario y se propuso alcanzar. Y aquí el volumen editado por la Cosmológica, que se presenta como una magnífica herramienta de estudio y reflexión en este capítulo de la historia del Archipiélago, se interesa por el origen y papel jugado por Academias y Reales Academias de Canarias, como puede ser la Real Academia Canaria de Bellas Artes fundada en 1850, o la Real Academia de Medicina de Canarias, que data del año 1880 , a propósito de la cual el académico Juan Antonio Pino Capote señala como es «conveniente, de vez en cuando, recordar el valor de una institución señera en el contexto del buen hacer y los beneficios que reporta a nuestra comunidad en el aspecto científico-médico y asistencial y en su humanismo». Junto a ellas el histórico buen hacer desde su mismo origen de otras como el Gabinete Literario de Las Palmas, La Sociedad Científica El Museo Canario, El Instituto de Estudios Canarios establecido en La Laguna o el Instituto de Estudios Colombinos de La Gomera, destacando también la presencia del CICOP, el 'Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio', que maneja temas, estudios y reflexiones de primordial y actual interés. A continuación, dedica dos capítulos uno a las 'Asociaciones de estudios locales y regionales', y otro a 'Grupos y círculos genealógicos'.
Sin duda, unas ediciones que son un verdadero homenaje tanto a la historia de los cabildos insulares, como «a todas las instituciones y sociedades de las islas que trabajan en favor del conocimiento propio, la historia y las singularidades de la realidad canaria», al tiempo que aportan una magnífica vía para conocer mejor cual fue, y es hoy, la aportación del orbe institucional público y privado al porvenir de Canarias. Se podrá, además, percibir el dinamismo civil que aportó el asociacionismo y la potenciación del mundo institucional.
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