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A escasas fechas de que el Papa Francisco señalara, el pasado 13 de septiembre, tras un intenso viaje por Asia y Oceanía, su deseo de venir a estas Islas «…porque allí está la situación con los migrantes que llegan del mar y querría estar cerca de los gobernantes y el pueblo de Canarias», a unas islas que también se encuentran en una histórica encrucijada atlántica, que tantos migrantes recorrieron siglo tras siglo para ir a la tierra de la que es oriundo el Pontífice, Argentina, este 28 de septiembre se cumplen noventa años de la única visita de un Cardenal que, cinco años después, sería coronado Papa. Un viaje que en Gran Canaria siempre se recordó no sólo en el seno de la Iglesia, de sus jerarquías, sino en la memoria general de su población, con especiales referencia a Las Palmas de Gran Canaria, Teror y Arucas, sin olvidar el lugar de Las Lagunetas, que visitó en la primera de sus estancias insulares, en un largo paseo en automóvil por la carretera del centro, pues las poblaciones del norte las visitaría en su viaje de regreso, a finales de octubre siguiente.
El entonces Cardenal Eugenio María Giuseppe Giovanni Pacelli viajaba oficialmente como Legado Pontificio de S.S. el Papa Pio XI, y, aunque la finalidad del viaje era asistir al Congreso Internacional Eucarístico, que se celebraría en el mes de octubre en Buenos Aires, la alta representación que ostentaba le confería honores de Estado, y en esa calidad sostuvo importantes encuentros con autoridades tanto en Barcelona, donde fue recibido, junto a las autoridades locales, por un representante del Ministro de Estado y uno de los Consejeros de la Generalidad, como en Argentina, pero en Las Palmas algunas autoridades desafortunadamente no entendieron esto, o no lo quisieron entender. La prensa italiana si lo destacaría, informando como, en su salida desde Génova, el «Cardenal Pacelli recibió los honores correspondientes al Pontífice, cuya persona representa en este viaje a la Argentina». Si ahora la Conferencia Episcopal ha señalado que el viaje del Papa Francisco a Canarias será «como un balón de esperanza para los migrantes», hace noventa años el viaje del Cardenal Pacelli, nombre familiar que traducido puede significar hijo de paz, fue también un balón de esperanza en aquel mundo inquieto donde tantos migrantes cruzaban las largas y duras sendas del Atlántico, algo de lo que los canarios tanto saben. Él, por su parte, años después, recordaba como Gran Canaria le mostró «el aliento de la verdadera alma de España católica».
El Legado Pontificio Cardenal Pacelli, cuyo primer mensaje tras ser elegido Papa, el 2 de marzo de 1939, fue una exaltación a la paz, viajó desde Génova y Barcelona a Gran Canaria en el vapor italiano 'Conté Grande', el mismo buque en el que un año antes, por esas mismas fechas, y también con escala en el Puerto de La Luz, embarcó el escritor Federico García Lorca con destino a Buenos Aires, previa visita a Las Palmas de Gran Canaria, en compañía de varias familias amigas de esta ciudad. Pacelli arribó a la Bahía de Las Isletas sobre las ocho de la mañana del viernes 28 de septiembre de 1934, mientras las campanas de las iglesias lanzaban al aire sus repiques anunciando su llegada, siendo recibido por el Obispo de la Diócesis de Canarias Miguel Serra y Sucarrats, junto a otras autoridades eclesiásticas y civiles, así como el cónsul de Italia Sr. Martínis Marchi, junto con el embajador de Argentina en España, doctor García Mausilla, que acompañaba al Legado.
Su visita sería ese día breve, pero intensa, como el año anterior lo fue la de García Lorca, aunque la del autor granadino pasó mucho más desapercibida. Desde el puerto, en una larga comitiva de vehículos aportados para la ocasión por distintas familias de la isla, así como los de las autoridades, se trasladó Catedral de Canarias donde un gran gentío le esperaba delante de la Plaza de Santa Ana y comenzó a vitorearle con enorme júbilo. En el interior de la basílica, y mientras oraba en la capilla del Santísimo Sacramento, la orquesta y coro de la Filarmónica interpretó el 'Tu es Petrus' de Palestrina, lo que hoy podemos ver como una auténtica premonición grancanaria de su elección como el 273 Pontífice de la Iglesia Católica cinco años después. Tras descansar unos momentos en el Palacio Episcopal, y recibir a distintas autoridades con las que departió sobre muy diversos asuntos, fue invitado a un paseo por la carretera del centro que le llevó hasta Las Lagunetas, tras pasar por Tafira, El Monte lentiscal, El Madroñal y San Mateo. Luego regresaría al Puerto de La Luz sobre las doce de la mañana, pues media hora después estaba prevista la salida del buque desde el Puerto.
A su regreso, la escala del 'Conté Grande' del 28 octubre, el futuro Pontífice conocería más de cerca Gran Canaria, tal como le recomendó e insistió el prestigioso odontólogo italiano asentado en la isla y padre de la conocida pintora Yolanda Graziani, Agostino Graziani (Rávena, 1888-Gran Canaria, 1982), pues Pacelli, dada la situación de España aquel octubre de 1934 y a tenor de la alta representación que ostentaba, estaba renuente a bajar del buque. Pero fue convencido y decidió iniciar una vista a la isla, en especial a Teror para orar ante la Patrona de la isla y de la Diócesis, Ntra. Sra. del Pino, dar la bendición y luego visitar el Palacio Episcopal. Desde allí, en la caravana de unos 90 coches que le acompañaba, se trasladó a Arucas para conocer el hermoso y singular templo parroquial de San Juan, antes de regresar al Puerto de La Luz. En esta ocasión sería el, en ese momento, alcalde de Las Palmas de Gran Canaria Jacinto Artiles Fabelo (que ese mes de octubre había sustituido en la alcaldía a Luis Fajardo Ferrer), quién, como recogió la prensa, «le dio la bienvenida y al propio tiempo le hizo saber el orgullo que sentía Las Palmas, al recibir nuevamente al Legado del Sumo Pontífice». La misma ciudad que, al año siguiente de su fallecimiento en octubre de 1958, le pone su nombre a una de las nuevas y grandes vías que abrían la ciudad hacia el futuro, Pio XII.
Nenta años de una visita que marcó época, que provocó muchas reflexiones y debates, que nunca se olvidó. Una estancia que rememora una placa colocada en el atrio de la Catedral de Canarias. Noventa años después de recibir Gran Canaria a quién fue tan significado Pontífice, el Papa Pio XII, bueno es recordar lo que entonces supuso esa visita, para entender mejor lo que ahora supondría la del Papa, como la trascendencia y la memoria que dejaría en toda Canarias.
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