Las solemnes celebraciones del Pino de 1955
«Las fiestas del Cincuentenario de la Coronación quedaron como un sentido homenaje a Nuestra Señora del Pino»
José Luis Yánez
Cronista Oficial de Teror
Viernes, 19 de septiembre 2025, 22:55
En junio de 1955 se anunciaba desde Teror por los políticos y el párroco que al cumplirse aquel año el cincuenta aniversario de la Coronación ... Canónica de Nuestra Señora del Pino por Fray José Cueto, se tenía la intención de que tan singular circunstancia no dejara de conmemorarse y que ello afectara no sólo a la villa mariana, sino a toda la isla y a la diócesis completa. Se deseaba que la brillantez litúrgica y la emotiva jornada mariana del siete de septiembre de 1905 volviera a renovarse aquel año ante 'la Virgen de los canarios'. A tal fin, se quería contar con la colaboración de las autoridades y corporaciones provinciales y locales, asociaciones piadosas y fieles para organizar solemnes fiestas conmemorativas, religiosas y populares en obsequio de la Señora. En agosto se celebraba una reunión en el Cabildo en la que varias personalidades sociales y políticas desde el Patronato de Fiestas de la Virgen del Pino trataron los pasos a dar para celebrar con el máximo esplendor aquel evento. Para dar esos primeros pasos se adoptaron los acuerdos de invitar al Nuncio de Su Santidad y al obispo de Jaén, Félix Romero Menjíbar; celebrar una Exposición Iconográfica de la Virgen del Pino, con piezas existentes dentro y fuera de la diócesis, y convocar un concurso entre pintores del archipiélago para perpetuar los actos conmemorativos; solicitar para la Romería Ofrenda de aquel año la participación del grupo folklórico de San Bartolomé en Lanzarote y otro de la Graciosa; decorar la fachada de la Basílica con dos efigies del papa Pío X, que firmó el Breve de la Coronación y la del obispo Cueto, que la llevó a cabo y, por último, designar al cronista oficial de Gran Canaria, Néstor Álamo, para pronunciar el pregón de aquellas fiestas de 1955. Aunque todas las previsiones no se realizaron, fueron aquellas fiestas de una magnificencia no vista nunca en la Villa de Teror.
El Cabildo comenzó una campaña divulgativa en la que rogaba a cuantas personas tuvieran imágenes, medallas, dibujos o cualquier otra clase de reproducciones de la Santísima Virgen del Pino y desearan facilitarlas para la exposición, las hicieran llegar a Socorro Lantigua o a la presidencia del Patronato. La exposición se abrió en septiembre en un salón del Colegio de Salesianos que, inaugurado el mismo año, no había iniciado aún el curso escolar. Entre las obras destacó una imagen de la Virgen del Pino procedente del templo de Santo Domingo; una colección de medallas de varias épocas o el facsímil de la obra 'Verdadera fortuna de Las Canarias y breve noticia de la milagrosa imagen de Ntra. Sra. del Pino', de Fray Diego Henríquez, cuyo original se encontró en la década de los cuarenta en el Museo Británico. Con una masiva e interesada afluencia de público fue inaugurada por el sacerdote, canónigo y doctor terorense José García Ortega, autor de la 'Historia del culto a la venerada imagen de Nuestra Señora del Pino', de 1936, y que, además, representaba en las fiestas a la diócesis Nivariense.
Ante el encargo del pregón realizado por el Cabildo y el ayuntamiento terorense, Néstor Álamo expresó su agradecimiento y dijo que tendría como tema central las noticias que sobre la historia de la Virgen del Pino venían en el manuscrito de Fray Diego Henríquez expuesto en el colegio salesiano: desde el origen del nombre de Teror, la descripción exacta del emplazamiento de la Virgen en lo alto del Pino o la forma en que desapareció la piedra milagrosa en la que la Virgen se asentaba y su presunta presencia años más tarde en una catedral de la América hispana. El 3 de septiembre de 1955, a las 9 y cuarto de la noche y a través de los micrófonos de Radio Atlántico, Néstor Álamo pronunciaba el pregón que tituló 'La Santísima Virgen del Pino, Patrona de Canarias'; seguido del estreno de una pieza recopilatoria de canciones y músicas nestorianas: la suite a gran orquesta 'Tiempo de Gran Canaria', orquestada por el maestro Rodó e interpretada por la Orquesta Nacional de España, dirigida por el extraordinario Ataúlfo Argenta. El pregón gustó y fue calificado como de 'luminosidad histórica y verbo cálido y fervoroso'.
Con la misma intención de difundir cultura e historia, la parroquia del Pino publicó el libro 'Sucinta historia de la devoción del pueblo canario a Nuestra Señora del Pino, Patrona de Gran Canaria', del investigador, periodista, arqueólogo, escritor y académico de la Real de la Historia, Sebastián Jiménez Sánchez. Se pretendía llenar un presunto vacío en determinados aspectos de la bibliografía de la Virgen con datos históricos y artísticos, además de publicar las crónicas de las Bajadas de los años 1936 y 1954; realizadas también por Jiménez Sánchez. El obispo Pildain encargó asimismo un himno, que desde entonces forma parte del patrimonio cultural de la Villa de Teror y de toda Canarias. 'Reina sonriente, Madre del Amor' se estrenó el 6 de septiembre en el acto de la Bajada. El terorense Ignacio Quintana Marrero escribió la letra y el director de la Banda del Regimiento Militar de Infantería de Las Palmas, José Moya Guillén, puso la música. Nacido en Lorca -Murcia-, el 26 de noviembre de 1901, falleció el 9 de agosto de 1970 con el grado de comandante director músico.
En la Romería Ofrenda, tal como había solicitado el Cabildo de Gran Canaria, la isla de Lanzarote estuvo presente con la Agrupación folklórica de San Bartolomé, dirigida por José María Gil y llevando frutos de la isla como uvas y sandías. Aprovechando su presencia, actuaron en otros lugares como el Real Club Náutico o el Círculo Mercantil, y Radio Las Palmas ofreció con la misma un programa de cantos y toques lanzaroteños. Terminada la ofrenda, se realizó una procesión con un nuevo recorrido para celebrar la circunstancia de cumplirse ese mismo día el Cincuentenario de la Coronación, que recorrió la calle principal, presidida por Romero Menjíbar, fue recibida con una traca de voladores y retornó al templo.
Toda aquella magnificencia se completó con algo que impresionó con extraordinario efecto las noches del Pino de 1955, que se llenaron completamente de luz. La calle principal se adornó con arcos que bajo una aparente sencillez sostenían una elegante estructura sosteniendo una corona, que al oscurecer se iluminaba creando un paseo que magnificaba la efeméride celebrada. La fachada y la cúpula de la basílica se llenaron de cientos de bombillos, creando una arquitectura lumínica efímera que duraba lo que duraba la noche. Y sobre el pueblo, la inmensa Cruz de la Hoya Alta servía de guía, a la vez que dejaba claro que la Virgen del Pino era el camino que llevaba hacia Jesús. Este asombroso espectáculo que se apagaba en los momentos que la pirotecnia de los Dávila se hacía presente, ha sido con los años, a la par criticado por los que veían en las estructuras que lo sostenían un ataque a la cantería y paredes del edificio, como recordado con añoranza por los que pudieron disfrutarlo.
Asimismo, se llevaron a cabo diversas actuaciones en elementos de altares e interior del templo gracias a donaciones económicas y de objetos de ornato concretos. Desde las semanas anteriores, se inició la obra de renovación del pavimento de la capilla del altar mayor, sacristía y altares laterales, que fue sustituido por mármol blanco; a la vez que las escalinatas del presbiterio pasaban de ser curvas a rectas para ganar espacio en el mismo. El 4 de septiembre se estrenaba y bendecía un sagrario de bronce dorado para incrustarlo en el tabernáculo del Altar Mayor; así como otros varios ornamentos; y el 6 de septiembre, tras la Bajada del Camarín con su Manto de los Pinos, la Virgen se colocaba en el trono que estrenaba faldones con los escudos de España, Teror, Gran Canaria y la Casa Manrique de Lara.
Las fiestas de 1955 vivieron también la llegada peregrina y misionera de la Adoración Nocturna, los Terciarios Franciscanos, la Acción Católica, los Jesuitas, los Hijos del Inmaculado Corazón de María o los Padres Paúles, todos ellos con sus asociaciones respectivas, que estuvieron presentes en homilías, novenas y vigilias. Radio Las Palmas retransmitió el pregón, la bajada y el novenario para llevarlos a los hogares de los que no pudieran estar presentes; la U. D. Las Palmas llegaba el día 9 de septiembre; el Día de las Marías, al Colegio de Abogados presente por segundo año, se unieron como invitados Francisco Condominas Valls y Alfonso Montiel, decanos de los Colegios de abogados de Barcelona y Jaén; y este último también alcalde de Jaén.
Las fiestas del Cincuentenario de la Coronación de 1955 quedaron en el asombro fascinado, en decenas de fotografías, el himno o el libro; pero sobre todo quedaron en el corazón de los que las vivieron como un sentido homenaje de afecto al centro de su devoción y de su fervor: Nuestra Señora del Pino.
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