Canarias no va a dejar de recibir turistas a corto ni medio plazo, a no ser que otra tragedia mundial decida lo contrario. En Canarias ... tampoco hay turismofobia, ni nada que se le parezca. En esta querida tierra nuestra, lo que hay, fundamentalmente, es un gravísimo problema de acceso a la vivienda que los afectados, o algunos de ellos, pagan con los que menos culpa tienen en esta película, que son precisamente esos necesarios visitantes que vienen aquí a dejar unas perras y a disfrutar del paraíso. Cuestionar nuestra principal industria es de una ignorancia supina, y en esto estaremos todos de acuerdo.
Sobre este tema le pregunté ayer a Ferran Adrià, que casi siempre suele aportar una visión interesante a cualquier tema. «Los que se quejan del turismo, entonces se tendrán que quedar en su casa y no hacer viajes ni visitar otros destinos, ¿no?», me contestó con risa burlona.
No podemos caer en la trampa de mezclar temas, ni mucho menos problemas. Los problemas crónicos de Canarias nada tienen que ver con el turismo, a pesar de ser este un sector en continua observación por todos. Es nuestro hijo superdotado, y es también el que más castigos recibe.
¿Qué culpa tendrá el alemán, el noruego o el sueco de que por menos de mil euros en la capital grancanaria no se pueda acceder a una vivienda digna? ¿Qué culpa tendrá el francés, el belga o el inglés de que los salarios aquí sean ridículos y la cesta de la compra altísima? ¿Qué culpa tendrá el italiano, el mauritano o el holandés de que en Canarias la tasa de paro sea de las más altas de Europa? Vamos a empezar a centrar el tiro, en lugar de seguir disparándonos al pie.
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