Las masivas movilizaciones del 20A están teniendo consecuencias políticas de todo tipo, algunas más cuestionables que otras. Al ya eterno debate de ecotasa sí o ... ecotasa no, hay que sumar ahora el utópico límite a la compra de vivienda en Canarias por parte de extranjeros, sin detallar nadie cómo si hará, si eso es legal o si es la solución a algún problema. Mientras, Onalia Bueno sigue demostrando su eterna libertad de movimientos, avalada, eso sí, por el masivo apoyo que recibe por parte de los vecinos de Mogán, anunciando una tasa al turismo que va a ser pionera a nivel nacional, medida que ya ha provocado la reacción de alcaldesas como Darias cuestionando la iniciativa, sin esperar a los resultados. A Bueno esto no es que le afecte demasiado, pues si algo ha demostrado ese fenómeno político sureño es que las críticas y la presión lo único que hacen es motivarla para seguir volando por libre.
Pero, volviendo a lo primero, esa teórica limitación a los extranjeros para impedirles comprar viviendas en Canarias, ¿en qué afecta realmente a los canarios? ¿Acaso esta medida hará que el acceso a la vivienda sea más accesible para la población local? ¿Qué diferencia hay en que una vivienda la compre un herreño que un chino, si ambos tienen la posibilidad de hacerlo? Me temo que estas estúpidas medidas forman parte del nerviosismo político por el éxito de las manifestaciones del 20A, que les obliga a buscar titulares fáciles y rápidos para calmar a las masas. A mí qué más me da que el piso del cuarto lo compre un alemán, si a final de mes mi nómina seguirá siendo la misma, pensará el canario de bien. Tiros al aire, sin soluciones reales para nadie.
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