Los incentivos en las cotizaciones sociales que propone Canarias para dar un respiro a los trabajadores que no llegan a final de mes, y que ... son muchos, supone una iniciativa inteligente y que puede ser efectiva si finalmente el Gobierno central acaba aceptando ese punto dentro de la agenda canaria, que habita en la incertidumbre permanente por la propia inestabilidad en la que vive Sánchez y los suyos.
Es evidente que el margen de maniobra de un gobierno en este ámbito es simbólico, pues se trata de un asunto que tiene que tratar empresarios y trabajadores, pero sí que puede motivar a esos empresarios con diferentes medidas que les empujen a subir salarios, a dar un respiro a tantos canarios que ya saben perfectamente lo que es la inflación, la complejidad del ahorro, la utopía de acceder a una vivienda, de tener una vida digna que ya ni siquiera la garantiza el trabajo.
Progreso es más salario y más empleo, progreso es fortalecer a una clase media herida de gravedad, potenciar la aparición de autónomos que no hagan trampa porque les ahoga la cuota mensual, aunque cobre apenas 600 euros y casi la mitad sea para pagarla. Progreso es que un canario pueda cobrar lo mismo que un vasco, sin tener en cuenta el territorio, y que los empleados puedan vivir allá donde les ofrezcan trabajo, sin tener que invertir casi la totalidad de su salario en vivienda.
Claro que la medida que anunció Clavijo junto a los empresarios es sensata y válida, porque la presión fiscal no tiene que afectar a los ya dolorosos salarios de una buena parte de la población. Y ahí el Gobierno, desde el Comisionado del REF hasta el presidente, tiene un reto y una obligación.
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