Este fin de semana va de meterla, por encima de cualquier cosa. Hoy en la red, mañana en la urna, pero métala, por dios. Vaya ... dos jornadas de infarto, celebraciones, lágrimas, abrazos y despedidas, quién sabe. El cosquilleo propio de las citas importantes lleva imperando toda la semana, para descontrolarse por completo estas horas.
Por un lado, los pupilos de García Pimienta tienen en sus piernas la posibilidad de poner a Gran Canaria en la élite del fútbol mundial, y a la UD Las Palmas en el lugar que le corresponde, por historia, afición y grandeza. Eso será hoy, salvo sorpresa mayúscula y drama generalizado. Más de 30.000 almas empujando en la misma dirección dentro de un mismo recinto, que se dice pronto.
El palco estará lleno de candidatos, que mañana se juegan seguir, entrar o salir del mapa político. Entre la resaca de la victoria amarilla, o la tragedia de la derrota, lo cierto es que mañana también hay que meterla a toda costa. Solo con una participación masiva los candidatos pueden tener más credibilidad, y de paso volver a reenganchar al votante.
Una abstención amplia sería una derrota colectiva que no nos podemos permitir, porque el voto es la acción más útil y eficaz para ser dueños de nuestros destinos, además de un derecho y un deber que todo ciudadano debe ejercer. No le pido que se lea todos los programas electorales, que tampoco es cuestión, pero sí que reflexione y medite lo que ha pasado estos últimos cuatro años, cómo se ha gestionado y qué Canarias quiere.
Cuando haya realizado ese ejercicio, salga de casa y métala. Nunca lo tuvo tan fácil, y con perdón, tan 'a huevo'.
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