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Hace unos días asistí a la presentación en Casa África que realizó el colega Juan Manuel Pardellas de su último libro, 'En este gran mar', fruto de años de investigación, que relata la terrible historia de 48 jóvenes migrantes que salieron de Cabo Verde con la intención de llegar a Canarias, en diciembre de 2005, apareciendo unos meses después unos pocos cadáveres momificados en Barbados, víctimas de la crudeza del mar, del engaño de las mafias, de la ilusión rota por una vida mejor. Al lado de Pardellas estaba José Segura, el director de Casa África, y Luis Padilla, el director general de Relaciones con África del Gobierno canario, uno de los mejores fichajes de Clavijo.
La sala, repleta, escuchó y sintió la crudeza de lo que allí se hablaba, pudiendo además reflexionar sobre un problema cuya solución se antoja casi imposible, teniendo en cuenta que además de las causas económicas, sociales y políticas, existen unas causas demográficas que explican, o aclaran, varias preguntas sobre la movilidad de estas personas.
'En este gran mar' es un libro de necesaria lectura. Duro, pero necesario. Como se apuntó en la presentación, no es el caso más dramático, ni el más duro, ni el último. Sólo es un caso más de tantos hombres y mujeres, niños y niñas, que el insaciable mar se ha tragado, silenciando para siempre los sueños perdidos. Padilla, conocedor como pocos de la realidad africana, abogó por una estrategia europea para promover una migración regular y circular, con la prioridad de salvar las vidas de tantas personas. Enhorabuena, Juanma, por dignificar y cumplir tu promesa con las víctimas.
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