Este martes vimos a un presidente con un discurso coherente con las políticas que figuran en el acuerdo de Gobierno y generando seguridad en un proyecto ambicioso que dirigirá el destino de Canarias en los próximos años, a la vez que recupera la confianza perdida tras los acontecimientos que han sacudido al anterior Ejecutivo.
Hoy tenemos un Gobierno estable, capacitado para aprovechar las fortalezas de nuestro archipiélago y convertirlas en oportunidades.
Un gobierno que huye del triunfalismo y se centra en hacer frente a una realidad llena de retos a través del diálogo y la cercanía para la consecución de objetivos.
Un gobierno valiente a la hora de tomar decisiones y modificar leyes para atender las necesidades de los canarios, como el nuevo la ley del alquiler vacacional, los decretos de reconstrucción para La Palma y la declaración de la Emergencia Energética, entre otros.
Frente a la buena gestión en materia económica y fiscal encabezada por el vicepresidente del Gobierno de Canarias, nos encontramos los incumplimientos por parte del Estado en cuanto a transferencias de competencias, un lastre al que tenemos que sumarle el abandono y la falta de solidaridad que padecemos por parte del Estado en lo que afecta a inmigración y que, comparto preocupación con el Ejecutivo regional, condicionan el desarrollo de otras políticas.
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