Inflación y liderazgo
Del director ·
Nos queda Sánchez en España. O sea, nos queda la prima de riesgo subiendo...La inflación ha llegado para quedarse. Y hay síntomas de que las medidas tradicionales -subida de tipos- no serán suficientes. ¿Por qué? Porque hay causas muy diversas en este proceso y porque las recetas de antaño ya no son igual de eficaces en una economía hiperglobalizada, sujeta a variables que duran menos de un día y donde los nervios están a flor de piel, de manera que las reacciones de los mercados se guían en ocasiones más por la pasión que por la cabeza o la ortodoxia económica.
Para empezar, los procesos inflacionarios a uno y otro lado del Atlántico tienen orígenes diferentes. En el caso norteamericano, influye más un exceso de demanda -estimulada a su vez con ayudas directas al consumo- frente una oferta insuficiente porque el proceso productivo mundial tardó en coger la velocidad de crucero después del parón por la pandemia.
En cuanto a Europa, el impacto de la guerra de Ucrania es evidente. Pero los precios de la energía ya estaban subiendo -y bastante- antes de que a Vladimir Putin se le ocurriera invadir Ucrania. Esa acción bélica agravó el citado problema energético, por cuanto Rusia ha sido proveedor tradicional de gas para buena parte de Europa. A partir de ahí, el resto es ya sabido: el bloqueo al gas ruso ha hecho que el precio de ese combustible comprado en otros países se haya puesto por las nubes, sucediendo lo mismo con el petróleo.
Y, por si fuera poco, la guerra en Ucrania ha multiplicado los costes de los cereales, al quedar bloqueados en sus puertos los envíos de grano. Así, de repente, nos hemos dado cuenta de lo importante que es el mercado de los cereales y no hay más que preguntar a quienes producen pan, pasta para pizzas, bollería industrial... por no hablar del riesgo de hambrunas agravadas en espacios tan cercanos a nosotros como África porque escasean los cereales que llegaban desde Ucrania y que son clave en la escasa dieta de millones de africanos.
Con esos ingredientes, las respuestas se ven lastradas por la falta de liderazgos en Europa, un espacio teóricamente unido pero que todavía no ha digerido el golpe del 'brexit'. Con Boris Johnson con una credibilidad bajo mínimos, con Macron pendiente de la segunda vuelta de las legislativas para ver si tiene que 'cohabitar' con Melenchon, y con el alemán Scholz todavía haciéndose al cargo de canciller, la UE está maltrecha.
Nos queda Sánchez en España. O sea, nos queda la prima de riesgo subiendo, el endeudamiento por las nubes y una coalición PSOE-Podemos que es la más sólida oposición al Gobierno. Como para echarse a temblar...