Secciones
Servicios
Destacamos
Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
Opciones para compartir
Para llegar a mi barrio, medianías de Telde y a nada del casco histórico, hay que sortear infinidad de baches, alguno de los que revientan llantas y todo lo que pillen, y soportar las miserias de un acceso tercermundista. Hay tramos en los que, directamente, conviene invadir el carril del sentido contrario a riesgo de no morir en el intento. Sí, sé que no es un problema exclusivo, que una mitad de Gran Canaria está parcheada y la otra pendiente de un poco de dignidad por parte de los de la cosa pública para darle una mano de asfalto. Pero como los problemas de uno siempre son los más importantes, aquí lloro yo con lo mío. Y hablo de la carretera por no meterme con el servicio de recogida de basuras, más que mejorable, u otros asuntos comunes que, seguro, son de afectación generalizada y exportables a cualquier pago.
Mi énfasis con el dolor que es ir y venir a diario entre hoyos, desniveles y todo tipo de trampas a ras de suelo, viene por la decoración, a camino entre lo cómico y lo trágico, que ahora se da con los carteles electorales de turno a un lado y otro de ese desfiladero para los vecinos. Hasta cuatro formaciones diferentes se han dignado a llegar hasta aquí para poner a sus señores con dentadura blanqueda y sonrisa geométrica. Entrañable su ejercicio de memoria selectiva para dejarse caer por donde ni pisaron ni pisarán por si cuela a la hora de coger su papeleta o lo que sea ahora que llega el turno de votar. Como con mi barrio, con casi todos. Invisibles durante cuatro años y, a la convocatoria con las urnas , zas, de repente prioritarios (durante unos días).
Reconozco que me he parado a mirar esas caras impostoras e invasivas en un entorno que no merecen. Afeitados perfectos, maquillajes a medida, tonalidades neutras. Impolutos todos. Esa fachada que pretenden trasladar de compromiso, buenismo y actitud servicial chirría con la realidad que los retrata. Algunos ya mandaron antes y no movieron un dedo. Ahora están de regreso con su película falsaria. Pasa aquí lo que en cualquier parte, con una clase política en claro descrédito, pongan las siglas que consideren, y que ningunea al ciudadano por sistema.
Esas caras fingen pedir el voto, En realidad, y permítanme la confesión en voz alta, creo que lo que realmente hacen, por mucho que lo quieran disimular, es reírse de nosotros.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.