Borrar

Un giro con riesgos

Del director ·

Habrá que ver la reacción de Argelia y el coste político en clave interna para Sánchez

Viernes, 18 de marzo 2022, 23:51

Comenta

La diplomacia conlleva la existencia de secretos que en muchas ocasiones no acaban de desvelarse. Sospecho que mucho de eso hay en el paso dado por Pedro Sánchez al apoyar la propuesta marroquí de una autonomía para el Sáhara Occidental, una posición que fue automáticamente aplaudida por Rabat y que es la antesala de una visita ya anunciada del presidente del Gobierno español a la capital marroquí, donde previsiblemente se sentará con el rey Mohamed VI y el primer ministro.

Después de los incidentes vividos en Ceuta el pasado año y tras la casi ruptura de relaciones, habíamos entrado en una fase de distensión caracterizada por el silencio. Eso dejaba entrever que se estaban dando pasos en Madrid y Rabat para recomponer los puentes rotos y retomar el diálogo. Pero era evidente que había que hacer gestos y peajes que pagar. Marruecos lo ha hecho con una contención notable en el flujo migratorio irregular, mientras que Sánchez primero sacrificó a la ministra González Laya y después eligió en su lugar a José Manuel Albares, que encaja a la perfección en el talante diplomático: se le valora más por lo que calla que por lo que dice. Y un añadido: estamos hablando de un ministro con buenos contactos en el mundo francófono, con París jugando también un papel clave en las relaciones con Marruecos.

En medio de esos silencios que mantenían Madrid y Rabat, el Frente Polisario y Argelia optaron por un lenguaje bélico que entra en la lógica de hacerse oír para que el conflicto no caiga en el olvido. Ahora que vemos el coste de una guerra en Europa, cabe plantear que las cancillerías occidentales no quieren otro conflicto bélico en el norte de África. Menos aún con los franceses en retirada en Mali y con la certeza de que el Sahel continúa siendo un gigantesco espacio en el que puede atrincherarse el yihadismo. A este contexto hay que añadir otra pieza que puede servir para que el rompecabezas encaje mejor: el gran apoyo internacional de Argelia es Rusia, mientras que Marruecos ha estrechado lazos en los últimos años con Estados Unidos y también con Israel.

Así las cosas, creo que lo de ayer se veía venir. Otra cosa es el riesgo por la reacción de Argelia, suministrador de gas en un momento decisivo para Europa y en gran medida para España. Y también por el coste político en clave interna para Sánchez y el PSOE, con Podemos y los partidos nacionalistas alineados con la causa saharaui. Eso sí, el PSOE actual, el de Sánchez, vuelve en esto a ser el PSOE de Felipe González y Zapatero.

Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

canarias7 Un giro con riesgos