Otro símbolo que cae
Es una pena, pero este fin de semana la capital, y con ella, la isla, perdió otro de sus símbolos. Del mítico Árbol Bonito, que ... ennobleció durante décadas la que fue carretera del centro, solo queda ya un tocón, aunque, dicho sea de paso, un tocón espectacular, digno heredero del porte que llegó a tener, incluso en los últimos años, cuando ya andaba en caída libre. Más de 120 años de presencia que ahora solo sobrevivirán en el recuerdo de los que lo contemplamos con vida o en fotografías.
Pese a que no hay nada más cierto que todo aquello que nace, muere, tampoco descubrimos la pólvora si decimos, como también han explicado los técnicos, que la urbanización progresiva del espacio en el que fue plantado fue cercenando poco a poco su esperanza de vida. En otras palabras, que hemos acelerado su muerte, por más cuidados que se le hayan podido dispensar.
Por eso, mientras nos lamentamos de esta nueva pérdida, podríamos hacer una reflexión sobre si de verdad hacemos lo suficiente para proteger legados naturales como este, pero también etnográficos, arquitectónicos y culturales.
No hace sino unos días, por ejemplo, un grupo de vecinos comprometidos con su entorno y con la memoria colectiva salieron a la calle para abrir los ojos a la sociedad sobre el estado de decadencia en el que se halla sumido Bandama, otrora un símbolo turístico. Peor presencia y en peores condiciones está, por ejemplo, el castillo de San Francisco, que colecciona casi tantos proyectos como años de abandono.
La lista de agravios que la ciudad lleva haciéndose a sí misma desde hace años es larga. Y lo peor es que, por lo que parece, tampoco es que nos importe mucho.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión