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Estos días saltó la polémica por la decisión del ayuntamiento de Alpedrete, en Madrid, de quitarle los nombres de Francisco Rabal a una plaza y ... de Asunción Balaguer, al centro cultural. Además de sus reconocidos méritos como ilustres de la historia del cine y del teatro en España, su protagonismo en el callejero alpedreteño tenía sentido porque fueron vecinos de esta localidad.
Ante el revuelo, su alcalde, Juan Rodríguez, del PP, que cogobierna con Vox en Alpedrete, aclara que no se los elimina de un plumazo, sino que seguirán juntos en el centro cultural. La plaza pasará a ser la plaza de España y el centro cultural se rebautizará La Cantera. A cambio, los dos actores darán nombre al salón de actos del complejo cultural. Pero, ¿y el motivo? Alegan que estos días se conmemora el 184 aniversario de la historia de Alpedrete como municipio independiente.
Como verán, es un cumpleaños redondo, 184 años. La 'significativísima efeméride' y el clamor popular por el cambio justifican el feo a estos dos actores ya fallecidos. Mira que somos malpensados… Cómo se nos ocurre siquiera sospechar que esta decisión tenga que ver con la conocida militancia comunista de Rabal y Balaguer.
En fin. Una pena. Estamos ante un caso de revanchismo miope con dos personas que, ante todo, eran artistas y que habían sido homenajeados por su trayectoria profesional y por su vinculación con el pueblo, no por sus ideas.
Dalí, por ejemplo, llegó a alabar a Hitler, pero las decenas de calles y plazas que le honran en España no elogian su fascinación por el dictador nazi, ni su controvertida personalidad, sino su arte. Por eso tampoco entiendo que Madrid se planteara borrarlo y que a Barcelona le cueste tanto incluirlo.
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