Merecen ayuda
Si hay un pueblo en Gran Canaria que ha tomado plena conciencia de su identidad y de su pasado ese es La Aldea de San ... Nicolás. Es mérito de muchos, pero sería injusto no reconocer el papel de liderazgo que en esa tarea ha jugado el Proyecto Comunitario y sus museos vivos, que ha sido, quizás, su aportación más visible y popular, al menos de cara al visitante.
Esta organización ha tenido el doble mérito de, por un lado, dar un papel protagonista a esa parte de la historia que no figura en los libros, a la que habla de sus gentes, sus tradiciones y sus oficios, y por el otro, de lograr que sean vecinos de a pie los que se erijan en guías de su propio pasado. Y todo eso, por cierto, de forma altruista, por amor a La Aldea.
Por eso es una pena que una iniciativa así, que dignifica y ensalza la historia común de un pueblo y que hace comunidad, pueda tener fecha de caducidad. La fundación que gestiona este proyecto ha abierto una colecta. Cinco de las casas donde muestran esos museos vivos tan singulares están en venta. Y si peligran las sedes, peligra la experiencia que brindan en ellos. Necesitan ayuda y creo que se la merecen.
Algunos de los miembros de este colectivo han vuelto a ser un impagable ejercicio de generosidad y han reunido los fondos necesarios, de su peculio personal, para salvar la escuelita.
Las distintas instituciones, tanto el Ayuntamiento como el Cabildo y el Gobierno canario, se han puesto a la tarea, pero ni la burocracia ni los tiempos de la administración van al ritmo de los inversores que ahora se pirran por esas casas-museo aldeanas.
Quizás es el momento de agradecerles con hechos tantos años de custodia de un legado que no es solo de ellos; es de todos.
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