Vacaciones con polémica
A Sánchez le gusta sorprender y provocar: por eso eligió Marraquech
Definitivamente, Pedro Sánchez es un político que, además de una gran capacidad para resistir y reinventarse, siente pasión por las sorpresas e incluso la provocación. ... Lo vimos tras el 28 de mayo, cuando se sacó de la manga un adelanto electoral de las generales que no entraba en las hipótesis de trabajo de casi ningún partido. Y es innegable que la jugada le salió bastante mejor de lo que pensaban todos.
Ahora, cuando todo el país está pendiente de ver quién suma una mayoría que le garantice una investidura, Sánchez vuelve a sorprender y a provocar: se va de vacaciones con su familia a Marraquech, en Marruecos, y se deja ver por el epicentro turístico de esa localidad.
Es evidente que el presidente, como cualquier hijo de vecino tiene derecho a vacaciones, pero también es evidente de que se le aplica lo que decían de la mujer del césar: no solo hay que serlo sino parecerlo.
No había que ser una lumbrera para suponer el revuelo que se iba a armar. El presidente y los suyos eligieron un país vecino pero también un país del que se hablo mucho en la campaña y en la precampaña. Seguimos sin saber qué le llevó a aquel giro de 180 grados en relación al contencioso del Sáhara Occidental y por eso mismo están vacaciones son como añadir material inflamable en una hoguera que no se apaga.
Y es que el enfoque correcto creo que debe ser éste: son las vacaciones del presidente que tomó aquella decisión, nos alejó de Argelia, enfadó al Polisario y todo ello sin que sepamos qué gana España o qué razones ocultas había en aquel giro. A partir de ahí, es evidente que vuela la imaginación: ¿un chantaje? ¿Un vínculo con el sistema Pegasus? ¿La posibilidad de un grave conflicto en Ceuta y a Melilla? ¿O quizás la inmigración como arma de presión?
Lo único bueno que vemos en este viaje vacacional es que aparcó el Falcon y cogió un vuelo regular. Y que se dejó ver por las calles de la ciudad marroquí. Veremos si cuando recale la próxima semana en La Mareta, si es que finalmente lo hace, también aplica el mismo recetario. Porque llevamos varios veranos viendo el Falcon en la terminal aeroportuaria de Lanzarote y a Sánchez enclaustrado en la residencia de Patrimonio Nacional. Al respecto, le sugiero un plan de viaje: Binter vuela de Marrquech a Gran Canaria y en Gando puede coger un enlace con la isla conejera. Lo de la gorra estilo Pichi debería repensarlo.
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